Conacyt prepara 700 ventiladores enfrentar el COVID-19
El país depende ahora de las compras de estos equipos en el extranjero porque las administraciones anteriores no impulsaron su desarrollo y producción, señaló la directora de la institución.
Para el próximo 15 de mayo, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) tiene la meta de tener listos 700 ventiladores para soporte a los enfermos de COVID-19 en situación crítica.
María Elena Álvarez Buylla Roces, directora general del Conacyt, explicó, durante la conferencia vespertina sobre COVID de este jueves 23 de abril, que los equipos serán ventiladores mecánicos invasivos, de tecnología 100% mexicana, de alta calidad y seguridad biomédica, pero a bajo costo.
Los ventiladores mexicanos serán de cuatro tipos: el Ambu, basado en los principios generales de un diseño que compartió el MIT y que se basa en el uso de un tipo de bolsa con la forma similar a la de los pulmones y un sistema de control de circuito cerrado.
Los de pistón, que cuentan con un recipiente donde se comprime el aire, cuyo volumen se manipula mecánicamente para generar flujo inspiratorio.
El tercero tiene una válvula que regula y controla el flujo de oxígeno proveniente de un tanque. Y el cuarto, el de turbina, como las de los aviones, con una especie de ventilador que empuja el oxígeno.
Estos aparatos se van a construir a través de un convenio de colaboración con el INSABI, Salud y lo que Álvarez Buylla denominó un ecosistema de innovación emergente que incluye a centros de investigación, como el Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial (CIDESI), y empresas como Mabe, Dydetec, Zodiac Aerospace, Medtronic y el clúster automotriz de Querétaro.
De acuerdo a lo dicho por Álvarez Buylla, las empresas participarán sin fines de lucro, como un aporte solidario.
El primer modelo de ventilador estará basado en el modelo abierto creado por el MIT, el Ambu, pero reforzado y desarrollado por el CIDESI. El prototipo ya está listo.
“Mañana en colaboración con la UNAM se hará la última prueba en seres vivos. Se han hecho ya pruebas en pulmón artificial. Pero todos estos procesos son necesarios porque de este equipo no se han hecho todavía otros a nivel comercial, salvo dos en España. Ya todo el expediente de aprobación lo tiene Cofepris y la esperamos en las próximas horas después de la conclusión de las pruebas biológicas, lo mismo que la de la planta de ensamblaje”.
Para esto se hizo una alianza con una empresa parte de un grupo de compañías aeroespaciales francesas, que ya empezaron las líneas de ensamblaje, basadas en los planes de ingenieros proporcionados por CIDESI y Conacyt.
La empresa Mabe también va a colaborar de forma no lucrativa y Zodiac Aerospace para fabricar las tarjetas electrónicas de diseño original mexicano. Mientras que las empresas del clúster automotriz son proveedoras de algunas de las partes para ensamblar los ventiladores.
Además, con Didetec se estableció una colaboración para una segunda opción de este modelo, dado el riesgo de las pruebas en animales del primero y un posible retraso en la construcción.
El segundo, de válvula, es un modelo mexicano también de Didetec, el ensamblaje se hará con Zodiac, mientras que Conacyt coordinará el proceso de instalación de los equipos.
De este el prototipo ya está aprobado y se está a la espera de la certificación de Cofepris, aunque aquí el proceso ya va más avanzado. De estos se fabricarían 500 y de los anteriores 200 equipos.
En cuanto a costo, la directora de Conacyt explicó que del primer modelo el costo será de 6,680 dólares, y del segundo de entre 9,600 y 11,400 dólares, mientras que un ventilador comercial de China cuesta 15,000 dólares y los de otros países entre 20 y 60,000 dólares.
Además de esos dos modelos se han revisado otros desarrollos de pistón (uno de Medtronic, que abrió su patente para que se pudiera replicar) y otros de turbina. “Se había dejado caer mucho la producción de estos equipos y las plantas se tienen que certificar, pero se está en el proceso”, señaló Álvarez Buylla.
El gobierno tuvo que comprar ventiladores en otros países porque no había capacidad instalada, subrayó la directora de Conacyt, “encontramos la ciencia en México con dependencia tecnológica, capacidades de articulación limitada, baja eficiencia en innovación, transferencia millonarias al sector privado, abandono de la ciencia básica y un sector privado con mínimo aporte a la ciencia y tecnología nacional, pero esto se está resarciendo”.
*Animal Politico