Con cultura científica se les permitirá a menores comprender mejor sobre la naturaleza

 Las voces de cuatro científicas coincidieron en que todos los niños nacen investigadores, dejan de serlo porque la vida es difícil, pero el reto de vida y profesión es desarrollarse en libertad, armonía, trabajo en equipo y equidad de género.

María Ester Brandan, del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Alicia Mastretta, de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio); Julia Tagüeña Parga, coordinadora general del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, y Gabriela Guzzy, representante de la Sociedad Estadunidense de Química, hicieron un recorrido por sus vidas y trayectorias profesionales.

Sostuvieron una charla que abarcó desde que descubrieron su interés en alguna rama de la ciencia, la infancia, la relación con su familia, su vocación temprana, sus estudios y proyectos.

La plática se efectuó en la Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica en el contexto del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, en la que las investigadoras fueron escuchadas por un auditorio, en su mayoría de estudiantes, que durante más dos horas atendió y aplaudió las historias narradas por mujeres que han destacado en física nuclear y médica; ciencias, biodiversidad y medio ambiente.

Tagüeña Parga, proveniente de una familia del exilio español, sostuvo que su padre, quien fue físico y médico, siempre tuvo a la ciencia como refugio; cuando todo se desmoronaba o lo que se perdía era irrecuperable y cuando se decepcionaba de una serie de cosas, siempre regresaba a ella.

Las científicas mostraron su optimismo respecto de los avances que se han logrado en aspectos de paridad y empoderamiento del género femenino. Aún faltan muchos aspectos por solucionar, que se arrastran desde hace mucho tiempo, pero se realizan esfuerzos en todo el mundo para luchar contra ellos y obtener un equilibrio de género en la ciencia y en la sociedad en general.

Persiste la brecha de género

Es cierto, destacaron, que la brecha de género en los sectores de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas persiste desde hace años y, aunque la participación de las mujeres en carreras de grado superior ha aumentado enormemente, éstas todavía están representadas de manera insuficiente en estos campos.

Otro cambio es que las jóvenes luchan de manera diferente a como nosotras lo hicimos, piden paridad y son más libres de lo que fuimos; sin embargo, abrimos el camino a ese camino de libertad. El cambio ha sido positivo, pero todavía falta, retomó Tagüeña.

Cada vez se entiende mejor, agregó María Ester Brandan, que la petición es que las oportunidades sean las mismas o que la mujer sea incluida dentro de un grupo de trabajo en condiciones similares.

En ese sentido, precisó, estamos lanzando señales, como bailar, moverse, hablar o cualquier otro método de expresión, pero lo que buscamos es que compañeros, amigos y hombres entiendan que la sociedad sería mucho mejor si incluyeran en todas sus facetas al género femenino.

Para Gabriela Guzzy es cuestión de fomentar la evolución social de la conciencia; a veces no sólo son los hombres los que ponen las trabas, sino las mismas mujeres las aplican a otras. Todavía hay camino por recorrer, pero sí lo veo mucho más equitativo ahora que antes.

Alicia Mastretta destacó: la tolerancia al acoso tiene que ser absolutamente de cero; cabe recordar que la batalla actual es similar a la que dieron nuestras antecesoras en muchos aspectos; incluso, el machismo afecta a los hombres, porque los ubican en determinado papel y podrían sentirse más liberados sin el machismo y el patriarcado.

Las cuatro científicas se sumaron al esfuerzo social de aplicar tolerancia cero al acoso.

Subrayaron la importancia de promover la cultura científica que puede enriquecer la vida de todos y permitirá que niños y niñas estén más cerca en su búsqueda de comprensión de la naturaleza.

En la actualidad, menos de 30 por ciento de los investigadores en el mundo son mujeres. Según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (entre 2014 y 2016), sólo alrededor de 30 por ciento de todas las alumnas escogen estudios superiores dentro del campo de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. En el orbe, la matrícula femenina es particularmente baja en los campos de la tecnología, la información y las comunicaciones, con 3 por ciento; ciencias naturales, matemáticas y estadística, 5, y en ingeniería, manufactura y construcción, 8 por ciento.