Naves quemadas
Por René Fujiwara Montelongo*
Elba Esther Gordillo en ningún momento se opuso a una evaluación; pero sí exigía que no fuese punitiva (sino formativa), y que tomará en cuenta el contexto de cada escuela. Recuerdo claramente que ese era su reclamo en el 2013.
Al momento de detener a Elba Esther, el gobierno dio por sentada la implementación de la Reforma Educativa. Su objetivo primordial de “retomar la rectoría de la educación”, y anular el papel de interlocutor que el SNTE desempeñaba, lo habían alcanzado sin problemas.
Fue entonces que el gobierno comenzó a desempeñar un papel que antes realizaban los líderes del SNTE (Elba Esther): dialogar y negociar con la disidencia magisterial (CNTE).
Como múltiples periodistas lo han señalado, el método que el gobierno eligió para negociar con la #CNTE fue el del dinero. Intentó imaginar los rostros que pusieron los líderes de la Coordinadora al ver todos esos billetes en sus manos. Nadie nunca les había dado un trato así.
Puedo pensar en por lo menos una persona que les pudo haber explicado a nuestras autoridades (si hubieran estado dispuestas a escuchar) que la #CNTE siempre juega al primero y 10. Como en el futbol americano; una vez que obtienen lo que quieren, vuelven a generan tensión para nuevamente negociar. Aquí un artículo de Riva Palacio que trata el tema: ( http://www.ejecentral.com.mx/cnte-primero-y-10/ )
Quizá esa beligerancia de la #CNTE es la razón por la que tradicionalmente los gobiernos habían evitado negociar directamente con dicho grupo. Siempre había resultado más sensato para los gobiernos tratar a la Coordinadora como lo que es: una corriente dentro del Sindicato.
En tiempos de Elba Esther, el #SNTE era respetado y tratado como el único que tenía la legítima representación gremial de las maestras y maestros. Su papel (a parte del inherente a cualquier sindicato) era el de interlocutor entre el gobierno y los diferentes grupos gremiales. El #SNTE era también un aliado esencial para articular cualquier mejoría educativa. Sin embargo esa realidad chocaba con la convicción elitista de que para #MoverAMexico era necesario destruir al sindicalismo.
Tras la detención de Elba Esther, el SNTE paso de representar los intereses legítimos de sus agremiados, a comportarse como un “agente de ventas” del gobierno frente a las maestras y maestros. En aquellos años nadie defendía la Reforma Educativa como Juan Diaz. Si desaparecían normalistas no importaba (hasta que importo). Lo esencial era evitar cualquier marcha/manifestación en las secciones. Juan Díaz no podía permitirse ofender al poder presidencial (Alfa y Omega del “nuevo” sistema educativo y nuevo dueño del destino de Juan.)
Con #ElbaEstherGordillo en la cárcel, con el #SNTE corporativizado, y con la #CNTE en la nómina, nada podía salir mal… ¿O sí?
Si no supiera del terrible daño que han generado (a México, al SNTE, a las maestras y maestros, a Elba, y a la gobernabilidad) quizá ahorita me resultaría divertido ver al gobierno tropezarse consigo mismo. La triste realidad es que hoy hay miles de niños sin clase, el SNTE es cada vez menos relevante, y la CNTE ha tomado rehén a la sociedad para forzar una nueva negociación. Los poderes fácticos están desgastados; todo su poder “fáctico” regreso al presidente (momentos antes de que el mismo presidencialismo volará por los aires).
Los naves han sido quemadas y es necesario comenzar a movernos hacia adelante. Estoy convencido que la solución a nuestros problemas no vendrá de un regreso al pasado. No vendrá de reconcentrar el poder en manos de unos pocos. Al revés: vendrá de una sociedad cada vez más empoderada y de un poder cada vez más fragmentado. Vendrá de un proceso en el que el poder se legítimizara (e instrumentará) de manera horizontal y no de manera vertical. Los presidentes del futuro serán quienes mejor entiendan esto.