El Universo gracias al Gran Colisionador de Hadrones

Héctor M. Magaña

Pocos son libros que han influido en la recepción de la ciencia por parte del público, pocos son los que han mostrado humildad ante la tarea de divulgación científica y que saben hacer magistralmente su trabajo al mostrar las maravillas de la vanguardia en las ciencias físicas.

Gerardo Herrera Corral es uno de esos autores que pocas veces presentan el equilibrio perfecto entre sus funciones de investigador científico del Cinvestav-IPN, o en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), y su trabajo como escritor de libros de divulgación científica. Una labor que lleva con total compromiso, y por ello fue reconocido con el primer Premio Internacional de Divulgación de la Ciencia Ruy Pérez Tamayo.

Su libro El Higgs, el universo líquido y el Gran Colisionador de Hadrones (FCE, 2018) es una obra que muestra como los grandes desarrollos pueden ser explicados con metáforas y ejemplos comunes. Tal como lo demuestra Platón: las cosas más importantes se deben decir con metáforas. El cosmos griego es una metáfora gigantesca que sirve para comprender más a profundidad la existencia del universo, su orden, y la posición del ser humano en él. Por eso libros como el de Herrera Corral son valiosos, porque permite a los lectores no especializados apropiarse de algo que es de suma importancia en la vida del hombre: el cultivo del conocimiento. Aristóteles lo dijo en el inicio de su Metafísica: el hombre tiene un afán de conocer que pertenece a su propia naturaleza.

No cabe duda de que el misterio de nuestra época está en el mundo de lo infinitamente pequeño: en el estudio de los quraks y gluones, en la teoría de cuerdas y en la relación de las subpartículas atómicas. Ante el estudio de lo pequeño, nuestras herramientas, irónicamente, deben de ser colosales y majestuosas, y eso es lo que es Gran Colisionador de Hadrones: una gigantesca obra de la inteligencia y el trabajo devocional de la humanidad por el descubrimiento de la verdad. Por eso, ¿no deberíamos agradecer a autores como Gerardo Herrera Corral por permitirnos echar un vistazo a dicho mundo con sus secretos y maravillas?