El buen morir

 

Héctor M. Magaña

En los últimos años Massimo Pigliucci se ha erigido como nuevo representante del estoicismo en el siglo XXI. No es el único. Muchos autores han derramado litros de tinta, editado miles de vídeos, documentales y podcasts acerca de cómo poder ser un buen estoico, a la manera de Séneca o Epicteto. Se celebran reuniones de estoicismo, se publican libros del tema y de repente el estoicismo (junto con el epicureísmo) se han vuelto las nuevas tendencias filosóficas de la modernidad.

En vista de ello, no está nada mal volver a las fuentes originales, ya que si bien la lectura de libros sobre el tema es enriquecedora, no debemos olvidar a los propios pensadores que trabajaron, desarrollaron y vivieron dicha filosofía de vida. Libros como Discusiones Tusculanas de Cicerón son un clásico imprescindible para disfrutar de lo mejor de la filosofía griega. Acusado por unos (T. Mommsen) y celebrado por otros (Menéndez y Pelayo), Cicerón fue ante todo un divulgador de la filosofía para los suyos, para el pueblo romano, y por eso libros como este muestran su pasión y sinceridad ante la indagación filosófica, no erudita, si no vital.

Si hacemos caso a las palabras de Sócrates (“la filosofía es entrenarse para la muerte”), las palabras de Cicerón son filosofía de cabo a rabo, y también, una prosa poética que Julio Pimentel Álvarez trata de representar en nuestra lengua para la editorial Cien del Mundo.