El género costumbrista o pintura de género
Por: Renatta Vega Arias
El género costumbrista o también denominado pintura de género se centra en la representación de escenas de la vida cotidiana; deja un importante testimonio del comportamiento social, de la forma en que se realizaban los mismos procesos que hoy en día se siguen llevando a cabo, funcionan a manera de una crónica que permite ver diferentes lugares en otros tiempos, así mismo, nos permitan saber cuáles actividades y tradiciones han caído en desuso.
Si lo pensamos, desde la primera expresión de la pintura se ha tratado esto, aunque hayan sido otras las intenciones; en algunos casos mágicas, en otras místicas, pero gracias a éste, más que en cualquier otro género, conocemos cómo fue la vida en otras culturas, países y momentos en la historia y de esa manera podemos respondernos a la pregunta de cómo vivían los habitantes de las culturas egipcias, etruscas, griegas o romanas, por ejemplo; o de cómo se veían en el pasado los habitantes y los lugares donde vivimos.
Al igual que el retrato y el bodegón, y en parte debido a la tendencia iconoclasta que marcó el sisma generado a partir de los movimientos de reforma, el arte costumbrista tuvo un auge mayor, ampliándose así el abanico de posibilidades para el arte, que antes estaba consagrado casi totalmente a temas religiosos. En realidad, esta coyuntura expandió las posibilidades de expresión, otorgando libertad a los artistas para expresarse en relación con cualquier tema de su interés,
Concretamente, la temática del costumbrismo es una persona o un grupo de personas realizando actividades comunes, pero de una manera específica, como comer, trabajar, relajarse, relacionarse o cualquier otra.
Para nosotros es común y corriente encontrar cuadros que equivaldrían en el cine a las películas “de época”. Abundan las obras donde hay carretas, vestidos amplios, reuniones en el campo, escenas de caza, personas cabalgando, campesinos laborando, niños entregados al juego, ancianos reposando o en cualquier actividad, escenas que son evocaciones de tiempos pasados. Pero no hay que olvidar que la mayor parte de esas obras las hicieron los contemporáneos de esos tiempos. Es decir, para nosotros hoy, es un recuerdo, pero para ese momento, se estaba construyendo el testimonio de lo que se vivía. Hoy, un artista que hiciera obras costumbristas pintaría lo que usted y yo vemos en casa, en el trabajo o al salir a la calle.
En algunos casos, los artistas han querido hacer de sus obras un elemento moralizante o de adoctrinamiento, porque también, y esto es realmente importante, no podemos olvidar que un artista pinta lo que hay en su interior, su obra es el reflejo de sus ideas, de su credo, su ideología o filosofía personal. De muchas maneras, la obra de un autor es su forma de compartir y hasta de pretender adoctrinar sobre algún tema y lo hace consciente o inconscientemente. Así que esto hay que saberlo, porque mucho del conocimiento que tenemos de los hechos del pasado lo hemos adquirido por las obras que hemos visto, amén de lo que hemos leído o aprendimos en la escuela, en el cine o de cualquier otra manera. No se expresará igual una persona a favor de un evento en particular, que una que esté en contra y por eso es siempre interesante conocer un poco de la vida de los artistas, ello nos ofrece un contexto para entender desde dónde nos está mostrando ese hecho, sobre todo si lo comparamos con la manera en que lo hicieron sus contemporáneos.
Es verdad que una imagen habla más que mil palabras y, en todos los casos, esa imagen no deja de ser una opinión, incluso la misma fotografía o el video, puesto que está hecha por un ser humano con ideas propias y privará su perspectiva particular.
Y si, el arte costumbrista nos ayuda a imaginar, a tomar referencias, a recrear lo que nos narra la historia y a comprender que realmente vivimos ciclos y éstos se repiten. Que la humanidad, durante toda su existencia, ha vivido situaciones críticas y se ha sentido desesperanzada. Pero también que ha sabido crear la belleza del arte, que ha sido su forma de expresión más libre y auténtica.
La literatura, la música, la pintura, la arquitectura, la escultura, la danza, el grabado, el cine y todos los que surgieron y surgirán, dejarán la huella de los seres que han poblado este planeta. Y quienes se acerquen a esta expresiones pueden compartir lo que sentía el artista, lo que le preocupó y le emocionó de cualquier manera, pudiendo identificarse con ellos al mirar su propia vida.
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