Arrullo en el seno de mamá

Por: Mario Evaristo González Méndez

 

Oigo tus latidos, ¡alma pura!

Y es mi pecho un delirio de ternura,

los labios de mamá manan dulzura;

te abrazamos en amor, bella creatura.

 

Mi mano sobre el vientre de tu madre

es caricia gozosa de tu padre.

Mis labios, con beso reverente,

declaran la dicha de tenerte.

 

He sentido moverte mientras creces:

golpecitos que desmontan timideces.

Y al tiempo que habitas noble seno,

de valor y alegría me haces pleno.

 

Duerme, sueña, crece, ¡don divino!

Papá y mamá custodian tu camino.

Un tiempo llegará que peregrino

levantes en vuelo a tu destino.

 

Contemplo extasiado tu existencia

que irradia la prístina Presencia

de Dios Padre-Madre y Providencia,

que dándote nos muestra su querencia.

 

Nacerás en poco tiempo, ¡mi cariño!

Imagen del Creador —que en seno virgen se hizo niño—.

Nacerás, coronando nuestra espera.

Amor de madre y padre son tu hoguera.

 

¡Bendito Dios!¡Dichosa Vida!

Canción de amor y gratitud henchida.

Fruto esponsal, promesa florecida:

¡Albricias! ¡Eres niña, nuestra hija!