Seamos Mentores
Por Irasel Negrete Ronzón
“Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción”. -Paulo Freire
Para tener una vida plena que nos llene de satisfacciones, es necesario tener metas a las cuales llegar, sin embargo, al ser seres sociales no podemos lograrlas solos, requerimos del apoyo de alguien más, en específico de un guía, una persona que nos acompañe durante el trayecto, que nos encamine a lograr nuestros objetivos, un sujeto que se identifique con nosotros y que nos oriente a partir de su experiencia, y ¿cuál es la figura a la que me refiero? El mentor.
En este área que nos compete que es la educación, como docentes, además de ser facilitadores debemos enfocarnos en ser mentores, conscientes de que el conocimiento, el aprendizaje mutuo y el diálogo son maneras adecuadas para una relación productiva y eficiente.
¿Pero qué es un mentor? Un mentor es esa persona que cree en su mentee (aprendiz), cuya satisfacción mayor se encuentra en los éxitos de su pupilo; el mentor es un individuo preparado, que educa con base en sus conocimientos y experiencias, cuyos objetivos con su mentee son claros y definidos, que ostenta estrategias precisas para lograrlos a través de la motivación y el conocimiento. Así que, teniendo todo esto en mente, un docente fácilmente podría ser un mentor, sólo es cuestión de entregarse completamente a nuestros alumnos a través de un plan de acción definido cuyo punto de partida sea: creer en el talento de cada uno de los alumnos.
Retomando esta idea de que lo más importante de un mentor es que cree en las posibilidades de su mentee, quiero resaltar el hecho de que cada uno de nosotros es el resultado de aquellas personas que se cruzaron en nuestro camino y creyeron en nosotros, aquellos que nos hicieron tener confianza en nuestras capacidades y los que al final nos permitieron crecer como individuos y justamente, ahora, los que estamos al frente de un grupo debemos de manera consciente promover la fe y confianza en nuestros estudiantes para que ellos puedan ser su mejor versión y lograr que se conviertan en los ciudadanos ideales para éste mundo contemporáneo.
Ahora bien, si hemos decidido ser más que maestros y convertirnos en mentores, debemos tener clara que nuestra función se volverá más exigente puesto que requerirá de tener cualidades específicas como son: poseer una visión amplia acerca del proceso para conseguir el éxito, entender los mecanismos del contexto y valorar minuciosamente el impacto de las decisiones que se toman, es decir, un mentor posee la capacidad de ver el panorama completo desde diversas perspectivas para elegir la mejor forma de hacer las cosas y debido a que el mentor educa y guía con base en su experiencia (para que su mentee construya la propia), evitará en mayor medida que su aprendiz cometa errores que obstaculicen el logro de los objetivos por lo que las decisiones que tomen en conjunto estarán enfocadas en la eficacia y eficiencia de los resultados, además de todo ello, el mentor gracias a lo vivido, logra alcanzar más fácilmente lo propuesto porque el sabe con quién y para qué relacionarse, comprende que el trabajo en red, la cooperación y la reciprocidad son aspectos clave para conseguir lo deseado, obviamente, no todo se trata de las relaciones que generemos, un mentor practica valores como disciplina, compromiso, respeto, humildad, generosidad, confianza, honradez, justicia, integridad, superación constante, entre otros y los promueve en su mentee.
Aunado a todo lo anterior, un mentor, además de creer en el potencial y talento de su aprendiz, toma en cuenta las necesidades del mismo, retoma las vivencias de éste y las transforma en aprendizajes para el diseño de la ruta a seguir de ambos en la cual el mentor tomará en cuenta las motivaciones, fortalezas y áreas de oportunidad de su discípulo.
Para concluir, hago mención de que la presencia del mentor en la vida del mentee es más fuerte que la de un maestro “común” puesto que al tener una estrecha relación basada en la identificación, respeto y confianza, ésta trasciende el tiempo y la distancia y debido a que el mentor actúa a partir del ejemplo, su imagen queda cimentada para la posteridad en la mente de su alumno.