Partiendo partidos

Héctor M. Magaña

Las elecciones se acercan cada día. Hemos hablado de candidatos, hemos escrito sobre propuestas. Ahora, toca hablar de coaliciones. Específicamente, quiero hablar de lo que significa un partido a través de dos preguntas clave: ¿Votamos por un candidato o por un partido? Y ¿en qué medida el candidato es independiente de su propio partido?

 

Las preguntas son necesarias y pertinentes. Solo basta con mirar a la figura del presidente Andrés Manuel López Obrador. Se habla de AMLO y se habla de Morena, pero ¿dónde empieza uno y termina el otro? En cada momento escuchamos como vituperio que Claudia Sheinbaum es una copia de López Obrador, pero, ¿acaso no sabemos diferenciar qué las directrices de un partido tienen que seguirse sin importar las figuras que lo conforman?

 

En el caso de Gálvez ocurre algo similar, pero con diferencias importantes, tal como lo menciona Alejandro Páez Varela: “Son los dirigentes del PRIAN, me parece, los que mandaron al carajo, tiempo atrás, muchas cosas que no estaban dispuestos a aceptar en ella. Como que un día sí y otro también les dé la espalda para hacerse pasar como una outsider, como si la gente no supiera que hizo carrera dentro de los partidos. Son inconsistencias en ambos.”

 

¿Qué sucede entonces? ¿Será que partido y candidato se comportan como un equipo deportivo o un equipo de debate? O, ¿en realidad no se trata más bien de un enfrentamiento dialéctico? Al final, los partidos, como los gremios, se configuran como un grupo en completa lucha. Las luchas se birlan en grupos, pero al final, como escena maquiavélica, el que queda se sentará en la Silla del Águila (como lo menciona Fuentes).

 

Nosotros, con el voto solo limpiamos un poco el campo de batalla…