La censura he regresado. Musk: el místico industrial moderno
Héctor M. Magaña
En un artículo del New York Times titulado “Cómo Elon Musk ha cambiado el significado de Twitter” me he encontrado ante una realidad que muchos habían dado por muerta: la aparición de la censura. Se ha creído durante mucho tiempo que la censura del siglo XXI provenía principalmente de los países que se consideraban dictaduras. Países donde el estado democrático era ambiguo, por no decir inexistente. Países como Corea del Norte, China o Venezuela son los que inmediatamente imaginamos.
No obstante, desde que Elon Musk compró Twitter el año pasado, hemos visto un cambio radical de lo que significa la red social ahora. Henri-Simon no se equivocaba al decir que el futuro de la sociedad post-revolucionaria (hablando de la Revolución Francesa). El futuro es de los industriales, claro. No obstante, también lo vemos en la actualidad con la purificación de la “información buenísta” que ahora los algoritmos de Twitter (o “X” aunque nadie la llama así) se encargan de mostrar a sus usuarios. Ahora los empresarios de la información han tomado el poder y han creado un estado (un mini-estado) donde influencian enormemente a sus clientes. El empresario a través del cliente o usuario influye en la política y en los estilos de vida de estos.
Las redes sociales, en conjunto con el desarrollo de las IA´s han creado el estado perfecto para la desinformación. Aunque, a diferencia de las dictaduras de antaño y las actuales, no es el gobierno quien las supervisa (como el caso de China) sino el sector empresarial-tecnológico. El sueño (o la pesadilla) de Henry Ford se está cumpliendo a cada momento. Citando a Giovanni Papini en su novela Gog, en la que realiza una entrevista imaginaria a Henry Ford:
“Produciré tantas máquinas y a precios tan modestos que a ningún otro industrial del mundo le tendrá cuenta fabricar lo que yo fabrique. Mis fábricas surtirán por eso a los cinco continentes. En muchas partes del mundo el automóvil y el aeroplano no son todavía de uso general. Con la potencia de la publicidad y del control bancario obligaremos a todos los pueblos a usarlos. Mis mercados son prácticamente ilimitados.”
Así, Twitter (X) no es una red social, ya no más, sino un virus de la desinformación. Un mercado ilimitado que crecerá a través del virus de sus algoritmos y que Elon Musk ha potenciado su creación. Como el Henry Ford de Papini, Musk es el místico de la producción. Sus principios son cuatro: “disminución proporcional de los operarios, disminución del tiempo para la fabricación de cada unidad vendible, disminución de tipos de los objetos fabricados, y, finalmente, disminución progresiva de los precios de venta.”
Debemos prepáranos.