Los problemas de la filosofía
Héctor M. Magaña
Los nuevos problemas que plantea la filosofía no parecen ofrecer nuevas soluciones, tal parece que la filosofía es un constante mirar hacia atrás, un eterno mirar y recuperar los elementos perdidos por el tiempo, por el avance tecnológico y por el racionalismo imperante.
Me parece inconcebible que el filósofo moderno sea capaz de ignorar las herramientas que le proporciona la ciencia, que la sociedad humana sea un reino atrincherado donde todo lo terrenal, todo lo que pertenece al cosmos, este fuera. Los problemas del hombre son solo por y para el hombre. El mundo, y lo que concierne a todo lo demás, es cuestión de la fría y áspera ciencia. Negar que el hombre pertenezca a la tierra no sólo por genética y evolución, sino porque el mismo es parte del cosmos, es un ataque no solo a la metafísica, sino también al mismo hombre. Hoy en día vemos las consecuencias del racionalismo cartesiano: disección fría, mecanicismo en el cosmos y en el hombre. Necesitamos que las partes no solo queden mutiladas y separadas del todo (Descartes), sino que se unan nuevamente, tal como lo pretendía Leibniz, quien no sólo pretendía unir al universo con la mónada, sino también la ciencia con las humanidades, las iglesias protestantes con las cristianas, las áreas del conocimientos más dispares como el confucionismo y la cabalística. Pensadores como Comte, para quien incluso los animales y las plantas estaban unidas a ese gran todo que el “El Gran Ser”.
La vida cotidiana no es solo el aspecto político que nos mostró Ágnes Heller, es también pertenencia a ese cosmos. Del mismo modo que antes muchos miraron el confucianismo para re-direccionar la moral humana, ahora debemos mirar el sintoísmo, el paganismo celta, el pensamiento de las culturas indígenas, en fin, el mundo en todas las partes que lo componen para comprender mejor la naturaleza, el cosmos.
Ya predijo las consecuencias de seguir como estamos el jefe Seattle en su famosa carta a la presidente Benjamin Pierce: “¿Qué seria del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que le suceda a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado.”