Octubre: (2) reflexiones
Héctor M. Magaña
- Este día se cumplen 55 años del suceso que marcaría la confianza de los mexicanos en los movimientos sociales y en la democracia de su país. ¿Qué se puede decir de nuevo ante un suceso que se ha visto comentado, representado, analizado y dialogado hasta la saciedad? El suceso es histórico, pero como sabemos la historia siempre tiende a repetirse, lo que pasa es que el discurso se pierde en la jerga de lo histórico. ¿Cómo mantener un discurso histórico auténtico? Frente a la jerga de lo trivializado es necesario volver a los sucesos que, no solo se deben comentar en las escuelas y en periódicos o medios culturales, sino en la misma conciencia social. Ante todo me gustaría rescatar el valor del discurso para traducirlo en valor histórico. Hoy en día, ante la llegada de la desinformación, teorías de conspiración y extremismo político, la memoria histórica juega un papel vital en lo que concierne al desarrollo del país y de sus miembros.
- ¿Cada cuánto no hemos visto algún político de diversos países aseverar que un evento trágico “no fue tan malo” o “fue un mal necesario”?: Pinochet como un buen presidente, la esclavitud como manera de enseñar oficios (DeSantis), los eventos de la conquista o las invasiones en diversos países. Mi reflexión última deriva de la veracidad de la historia como tal, en lugar de su relativización ante “las perspectivas de los afectados”. Esto me lleva incluso a aquellos que dicen que China no sería lo que es de no ser por Mao Tse Tung, que Rusia es el espíritu del Zar, que hay invasión racial o que incluso los golpes de estado por militares son tan necesarios para la democracia como el veneno lo es para la medicina.
Este dos de octubre conviene no solo reflexionar sobre un evento histórico puntual sino sobre los eventos históricos, su discurso y, sobretodo, sobre la memoria nacional.