Narco-aplausos en Chiapas

Por: Yamil Alfonso Maldonado Uriostigue

Por la mañana del sábado 23 de septiembre en la carretera Panamericana ubicada en Chiapas fueron recibidos miembros del Cártel de Sinaloa por ciudadanos, entre aplausos y pancartas con consignas de apoyo, llegaron a bordo de camionetas de lujo. Tras este suceso el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que los aplausos y las pancartas realizadas por la ciudadanía fueron hechas “por miedo o por despensas”, asegurando que esto no es un asunto generalizado en la república. Si bien este suceso puede deberse al miedo a represalias y/o la promesa de despensas del Cártel de Sinaloa, también puede ser el resultado de que este mismo cuente con bases de apoyo y admiradores. Sucesos como este nos permiten visibilizar un fenómeno que está tomando mayor relevancia en América Latina, en especial en México y es el de la narco-cultura.

El narcotráfico en nuestro país no solo termina siendo un negocio, sino que es el cambio de paradigmas en nuestra estética exagerada, grandilocuente, de lujos y excesos. En nuestra cultura donde se idolatra esta forma de vida como una manera de lograr salir adelante y en nuestra moral donde lo más importante no es el bienestar colectivo sino el capital económico que termina generando este estilo de vida y, por último, una política que se está llenando de servidores públicos coludidos con el narcotráfico y operando en favor de ellos. Esta narco-cultura está cada vez más presente en un país como el nuestro donde históricamente el estado mexicano ha fallado en proporcionar bienestar, salud, educación, trabajo, etc. Ha provocado que el narcotráfico termine siendo la única oportunidad de los olvidados por el estado para poder entrar a la modernidad.

Al regresar a los inicios de los narcotraficantes más famosos podemos ver como sus condiciones materiales creadas por el desentendimiento del estado los orillaron a ingresar en este modo vida. Uno de tantos narcos es Joaquín Guzmán Loera (“El Chapo”) que en su infancia vemos cómo fue obligado por su padre a dejar la primaria para dedicarse a ayudar sembrando pequeñas cantidades de marihuana y con esto conseguir dinero como una forma de seguir existiendo. Historias como estas son las que rodean el origen del narcotráfico y nuestra cultura, su origen como una forma que encuentran los desfavorecidos para poder jugar un papel relevante en la sociedad, y en nuestra cultura como sus reflejos en la estética manifestada en la música (corridos) que narran las grandes hazañas realizadas por los narcos, sus fiestas, lujos, mujeres, poder y dinero, así mismo en la televisión y en nuestro lenguaje.

La narco cultura termina siendo un efecto secundario del narcotráfico y a su vez el narcotráfico se convierte en un síntoma de un sistema que ha olvidado a la clase trabajadora que cada vez tiene que tomar medidas más radicales para poder seguir existiendo, con esto podemos entender en la imposibilidad de erradicar el narcotráfico centrándonos en combatir con censura sus expresiones estéticas y combatiendo en una guerra a sus miembros sin antes combatir las causas iniciales de este.