Siria, detrás de la guerra civil

Por Ariel López Alvarez*

Sábado, 14 de abril de 2018

Siria se encuentra situada en la parte norte de la Península Arábiga y desde sus costas se puede mirar la grandeza del Mar Mediterráneo y rememorar la historia del surgimiento de la cultura occidental. Por supuesto, desde sus puertos se transportan también millones de barriles de petróleo a Occidente, extraídos de las cuencas petrolíferas de la península Arábiga y del Golfo Pérsico; por lo mismo, Siria es un enclave comercial importante que une Asia con Europa.

La región en la que se haya Siria tiene una historia tan compleja que a veces conviene hablar de Medio Oriente, por su traducción de Middle East, o a veces conviene usar otros términos, que incluyen y excluyen países vecinos. Por lo mismo, parece que los geógrafos, antropólogos e historiadores eurocentristas no se han terminado de poner de acuerdo en cómo llamarle a aquella frontera que histórica, étnica y culturalmente se aleja de las características de Europa, pero que es poseedora de grandes yacimientos de petróleo y gas.

Casi del diario, la zona encabeza las noticias mundiales. Precisamente, el pasado fin de semana, las fuerzas aéreas de Estados Unidos, Francia e Inglaterra lanzaron una ofensiva aérea hacia lugares estratégicos de Siria. Justificaron sus acciones como respuesta al ataque de gas venenoso que el gobierno de Bashar Al Assad había lanzado para matar decenas de civiles la semana pasada. Al parecer, es la mayor intervención de potencias occidentales contra el gobierno sirio, aliado de Rusia, Irán y del partido político y grupo militar Hezbolá de Líbano.

Quizá importe que Siria se encuentre en una posición estratégica para el comercio. Comparte frontera con cinco países, entre los que está en el norte Turquía, implicado en el bombardeo del sábado; por el suroeste, Líbano e Israel y, por el este, Irak. En extensión, en la proximidad, de Israel sigue Egipto y luego Libia; en el otro sentido, Irak comparte frontera con Irán y con el otro enemigo de Siria, que es Arabia Saudita. De ahí que Siria se encuentre en una posición geográfica privilegiada para el comercio de petróleo y gas, pero susceptible de vivir en el conflicto regional e internacional.

En siete años, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos calcula un aproximado de 511 mil muertos en el conflicto sirio que comenzó en marzo de 2011, después de aquellas pintadas políticas de unos adolescentes, al calor de las protestas de la primavera árabe, a partir de las que se inició la guerra intestina por derrocar al dictador Al Assad.

De las víctimas, se estima que una tercera parte son civiles y al menos 24 mil son menores de edad. Ha habido 6.1 millones de desplazados internos (casi la mitad son niños), así como 5.6 millones de refugiados en el exterior; con un 70 por ciento de la población en la extrema pobreza. Sin embargo, nada de esto debe preocupar a los gobiernos de Rusia y Estados Unidos, aunque digan lo contrario.

*Colaboración.