Ideología y partidos: entre la palabra y la acción

Por Hugo Gaytán*

“Mucha gente, cuando piensa en política, utiliza los términos izquierda y derecha. ¿En qué posición se colocaría usted, siendo que uno es lo máximo a la izquierda y diez lo máximo a la derecha?” Esta es una de las preguntas que aparecen en la última Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas que realizó la Secretaría de Gobierno Federal en el año 2012. Los resultados más sobresalientes fueron: el 15.77% de los encuestados no sabe su ideología; el 13.28 se declaro como de casi extrema derecha y un 12.91% se declaró de centro izquierda.

A seis años de que se realizó dicha encuesta, ¿qué tanto nos dice de la ideología actual del país? O más bien, ¿qué tanto esta pregunta nos refleja la ideología exacta de una persona? Recordemos que en los manuales sobre encuestas se hace énfasis en que lo que principalmente se rescata de ellas son actitudes, mas no específicamente prácticas o características reales del encuestado; es decir, se proporciona una probabilidad de lo que podría ser, en este caso, la ideología del ciudadano.

No obstante, del cuestionamiento sobre la ideología, ¿declararse de derecha o de izquierda refleja realmente la ideología de un conjunto de encuestados? Creo que no, porque como dicen los marxistas, la ideología se presenta tanto en las palabras como en las acciones; es decir, no estamos determinados por lo que decimos, sino también por lo que hacemos durante un proceso que se construye diariamente al que llanamente llamamos vida, que, por supuesto, tiene un cúmulo de implicaciones que la complejizan.

Ahora bien, suponiendo que la posición ideológica que presume tal pregunta no ha cambiado mucho y que un margen de la derecha es mayor a la izquierda, ¿esto se volvió razón para que los partidos políticos de nuestro país ejecutaran las coaliciones que ahora presenciamos?

La teoría nos habla de que hay distintitos tipos de partidos: desde los que se mantienen fieles a un tipo de ideología hasta los que recogen una mescolanza de ideas y buscan atrapar todo, los catch-all. Recordemos el pasado de los partidos principales y reflexionemos sobre su presente: el PRI, con su olvidada idea revolucionaria, ha pasado a hacer coalición con el Partido Verde y el de Nueva Alianza; el PAN, en 1939, con influencia de la iglesia católica ha hecho coalición con el PRD -reconocido como de izquierda- y con Movimiento Ciudadano; y MORENA, de creación reciente al que se le posiciona como de izquierda y que, a juicio mío, diría que esta muy cercano al centro, hizo coalición con el PT (también de izquierda) y con Encuentro Social, que tiene una base religiosa y se identifica como de centroderecha. Ya está claro que ningún partido se mantiene fiel a su ideología.

Sigamos. Entonces ¿qué tipo de partidos son los que ahora vemos en la presente contienda electoral? ¿Y cómo se explica la coalición de los partidos que parecería chocan en cuanto ideologías? Supongamos que no hay nada bajo el agua y que la coalición implicó “una estrategia necesaria” para visualización de la pluralidad política, ¿es suficiente esta interpretación? ¿O será que no importa la infidelidad a los principios ideológicos y tal elemento se vuelve una cuestión secundaria respecto a los intereses políticos que están en juego en el país? Esto genera muchas sospechas, sin duda, y ante un país donde la desconfianza es el alimento de cada día, tal cuestión se puede considerar hasta natural.

El juego está sobre la mesa. La ciudadanía tiene una decisión importante en la historia del país donde la práctica de los políticos parece dejar entrar todo, a todos, y en la que pareciera no haber alguna razón más por las que discutir. Este canto de las sirenas es peligroso. No nos engañemos por el espejismo de la conformidad. La vida política y social no se termina con unas elecciones. Entendemos que son clave para el futuro del país, pero también tenemos algo que llamamos democracia, la cual implica un ejercicio diario y continuo de autorreconocimiento de seres con poder -político-. Y recordando las palabras de quien, desafortunadamente, no pudo llegar a las boletas electorales, María de Jesús Patricio, Marichuy, si el cambio no se da desde arriba, desde los que “secuestraron el poder” -diría yo-, el cambio tiene que venir desde abajo, de la organización. Aquí será el momento de poner en evidencia la verdadera ideología. No la supuesta por nosotros y la que predican los partidos. La ideología, la nuestra, se verá hasta que actuemos conforme a los principios que decimos y pensamos…

*Colaboración.