8 de marzo, caricaturas antifeministas en las escuelas

Por Sandra Ortiz Martínez y Artemio Ríos Rivera*

 

Hay situaciones que se convierten en “gestos”, en “botones” que muestran una realidad más amplia y, sin querer, a veces, se vuelven caricaturas, deformaciones de ideas complejas que se han entendido mal. Desafortunadamente, el feminismo y sus diversas luchas es uno de los temas más incomprendidos dentro de la escuela pública mexicana; claro, no es un problema particular de este campo, sino que se trata de una expresión de lo que podríamos llamar la cultura general. A continuación algunas caricaturas sobre el papel y el “día” de las mujeres acá, entre maestros. Valga decir que las situaciones que se recuperan pueden ser cotidianamente vistas en el entorno de la vida escolar; no se trata de un trabajo etnográfico serio, sino de la captura desordenada de imágenes que nos son comunes.

 

  • En un meme que ha circulado recientemente en las redes sociales de internet se dice: “Leer evitará que felicites a las mujeres el 8 de marzo”… ¡claro!, hay personas, muchos maestros, que regalan rosas y felicitan a las mujeres en “su día”, no tienen claro que no se trata de una fiesta si no de un día que conmemora la lucha de diversos grupos de mujeres de varios países para reivindicar derechos, hasta entonces, exclusivos para el género masculino.
  • En algunas secundarias se desarrolla una actividad de la asignatura de Formación Cívica y Ética, se trata de que los alumnos tomen conciencia sobre las implicaciones de la paternidad “precoz”, para ello sus maestros les solicitan que cuiden de un “bebé” todo el tiempo, durante dos semanas. El bebé puede ser representado por un muñeco o un huevo… en una visita a una Telesecundaria pudimos observar que eran las alumnas quienes, exclusivamente, cuidaban del “bebé”. Con los alumnos hombres no se trabaja sobre la responsabilidad y su derecho a disfrutar también de la crianza de los hijos; según vimos, eso es competencia de las mujeres.
  • Las maestras son las edecanes en los eventos que se organizan en las escuelas o zonas escolares… y ellas están de acuerdo, se sienten halagadas. No perciben ofensivo que el trabajo que realizan las edecanes no se reparta entre hombres y mujeres, tampoco parece ofensivo que haya un componente que enfatiza la apariencia personal y el arreglo “especial” para la ocasión.
  • Los maestros quieren “celebrar” o “festejar” el día de la mujer…
  • Algunas maestras consideran a Frida Kahlo un ícono del feminismo… y lo enseñan así a sus alumnas. No se hace una lectura justa sobre la figura de la pintora mexicana quien, efectivamente, ha sido reconocida por su producción artística; sino que, junto a los momentos de producción plástica de su biografía se enfatiza la tormentosa relación amorosa que sostuvo con Diego Rivera. No se analiza y critica que las mujeres no tenemos que aceptar el sufrimiento como divisa para el amor.
  • En los procesos de organización hay una división del trabajo siguiendo los estereotipos de género… las maestras sirven la comida si el evento incluye alimentos.
  • La mayor parte de puestos de dirección sindical o de autoridad educativa en todos los niveles de la administración son ocupados por hombres… aunque la mayoría de docentes sean mujeres. Es probable que con las nuevas regulaciones el escenario se pueda equilibrar, pues en el sistema anterior de escalafón las mujeres debían lidiar con la estructura machista del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, en donde competían en condiciones inequitativas y muchas veces sufrían de acoso, hostigamiento o abuso.

 

Hasta aquí sólo unas de las caricaturas que se pueden observar en algunos entornos de la educación básica, no dudamos que haya espacios en donde este tipo de situaciones no estén presentes y lo celebramos. De hecho, sabemos que hay colegas que sin “bombo y platillo” realizan un trabajo crítico y propositivo desde el enfoque de género con sus alumnos; no obstante, en esta ocasión nos atrevemos a mostrar sólo la sombra, pues nos parece necesario colocar un espejo para mirar nuestras deformidades como gremio y reconocerlas con autocrítica para poder hacer labor en torno a ellas.

 

La escuela, sus actores y figuras en general, no hemos tomado con seriedad la necesidad de discutir qué trabajo de género debemos impulsar para mejorar las relaciones entre colegas y también para mejorar la propuesta que hacemos a nuestros alumnos. Los espacios curriculares que se abren a partir de la autonomía de gestión pueden permitirnos profundizar más en la reflexión en torno a las fechas que son decisivas en la historia que nos conforma, y que muchas veces pasan “sin pena ni gloria” por nuestros periódicos murales; podemos aprovechar su celebración o conmemoración para discutir y analizar críticamente la vigencia de su sentido y significado, o bien, cómo aparece actualmente dicho acontecimiento ante nosotros.

 

Aprovechemos los días que anteceden y siguen al 8 de marzo para informarnos con buenas fuentes, leer un poco de historia y, sobre todo, para escuchar qué dicen nuestros colegas, nuestros alumnos al respecto; intentemos tejer sobre nuevas tramas, relacionarnos desde lugares de mayor respeto y reconocimiento mutuo.

*Colaboración.