El Colegio de Veracruz crea el Museo de la Lectura

El Museo de la Lectura de El Colegio de Veracruz es un espacio creado para vivir la experiencia de la lectura clásica que se aleja de la vida cotidiana de los hogares y los espacios públicos, en el tránsito cultural que viven las sociedades contemporáneas dentro de la cascada de revoluciones electromagnéticas y digitales.

El Museo de la Lectura no es una biblioteca. Los libros que se encuentran en los estantes no están clasificados por materia ni es un índice temático. El catálogo de títulos y autores es una “curaduría” a la manera de los comisarios que seleccionan las obras físicas de artistas visuales disponiendo la presentación en la “galería”. Aquí se trata de obras que ocupan un lugar en la cultura universal y son autores que ejercen los géneros de escritura humanística: novela, cuento, poesía, drama, crónica, historia y filosofía.

El espacio está ocupado por volúmenes rigurosamente seleccionados de catálogos disponibles en las editoriales que nos proveen o nos entregan libros en donación.

El Museo de la Lectura contiene volúmenes repetidos, con la idea de que sea posible realizar una lectura compartida o simultánea de los asistentes al museo, con el fin de propiciar un dialogo, como cuando dos o más espectadores contemplan un cuadro en el museo.

El concepto de museo que interesa a nuestro espacio considera que el museo es la primera tentativa artístico-científica de reunión o educación hacia la unidad, y por eso esta tentativa es una tarea religiosa, sagrada, es una convocatoria universal, a todos sin excepción, comenzando desde la infancia.

La liberación y el resurgimiento de los pueblos se inicia con la fundación de museos, pues en él están los procedimientos de reparación y resurrección de los antepasados (en este caso los escritores universales).

El Museo de la Lectura nos ofrece el recurso de comunicación y con ello la posibilidad de recobrar la conciencia como completa integridad.

Vivimos la retirada de la lectura física como territorio fundador de la transmisión de conocimiento. El llamamiento que se hace a la población para leer libros es signo de que es una actividad que disminuye y en muchos casos casi desaparece.

Las opciones digitales y el desarrollo de las plataformas de streaming absorben la atención desplazando la que antes se dirigía a la lectura (sea como sea en proporción a las características socio económicas y culturales de los sectores demográficos).

El Museo de la Lectura es un espacio que nace inserto en la atmósfera de la revolución electromagnética: el tipo movible que inventó Gutenberg en el siglo XVI fue una extensión del manuscrito, una aceleración y una manipulación. En la actualidad, lo que sucede es una mutación de un orden incomparablemente más revolucionario.

Apenas estamos empezando a comprender las nuevas formas de sentido, de la comunicación, del almacenamiento de datos.

La internet, la red, son técnicas que implican una nueva metafísica de la conciencia tanto individual como social. Es una biblioteca ilimitada, una galería de cuadros, un tablón de anuncios y una base de datos a escala planetaria y dentro de poco de acceso planetario.

Definir la red hoy es tarea del más alto pensamiento, pues es enteramente interactiva, permitiendo la formación constante de comunidades de rápida evolución: comunidades de intercambio y de dialogo, pero también de trabajo en colaboración y en concentración. La página web es dinámica, en acción, como ninguna textualidad anterior podría ser.

Esta revolución electromagnética y digital impone una revolución en la escritura, la lectura, las técnicas del aprendizaje y la difusión del conocer.

En la escritura y aguijoneada por las nuevas tecnologías de la información y la revolución digital, la narrativa va mudando hacia las series en plataformas de internet. Las series de televisión eliminan muchos libros, muchos lectores. Ahora como las novelas del siglo XIX, es el nuevo género de narración más seguido por la gente.

Dr. Mario Raul Mijares Sánchez, rector del Colegio de Veracruz 

 

La revolución digital es para una masa totalmente abierta, sin muros, sin límites justo para hacer todo lo contrario, encontrar singularidades en imponer límites.

Vivir el cambio tan profundo que ha significado el paso de lo analógico a lo digital implica adaptarse a un nuevo paradigma.

Este cambio ha puesto a disposición de las nuevas generaciones mucha información con resultados a veces de pérdida o confusión.

A su vez, las generaciones más viejas deben asimilar que el mundo, tal como lo conocieron, está en extinción.

El acontecimiento en la creación del texto que significa la invención de GPT, que puede escribir no sólo documentos especializados a pedido sino incluso novelas, hace decir a un autor: todos nos hemos vuelto novelistas. Aunque también esto es falso. El único novelista que queda vivo y pataleando en este planeta es el ordenador. Por eso, los lectores aferrados a la tradición, a la novela de verdad, la de Cervantes, Tolstoi, Virginia Woolf o Faulkner, no tenemos más remedio que leer a los novelistas muertos y olvidarnos de los vivos.(Vargas Llosa dicit)

Este ir hacia los muertos o los antepasados con la atención que nos demandaba la antigua lectura clásica, es la inspiración del Museo de la Lectura, pues cada ser humano lleva en sí un museo, lo lleva incluso contra su propio deseo, como un apéndice muerto, como un cadáver, como un remordimiento de la conciencia, pues su conservación es una ley original que precede al ser humano, que está actuando desde antes que él.