Efraín Huerta y Poesía en Rotación
Por Sandra Ortiz Martínez y Artemio Ríos Rivera*
Desde que trabajamos a Efraín Huerta en una estrategia didáctica, como detonador de la escritura de poemas cortos entre los jóvenes, siempre están en un plano de la reflexión entre nosotros los Poemínimos de este poeta guanajuatense. Nos gusta su forma de jugar con el lenguaje que a algunos les puede parece muy simple.
Para promover la escritura al huertístico modo, buscamos que los muchachos usen textos cortos de su entorno (comerciales, frases celebres, dichos populares y estribillos de canciones populares, entre otros) para romper el sentido original dando un giro agudo y original al texto.
En algunas actividades con los chicos de secundaria jugamos con esos pequeños poemas para que comprendan el cambio de sentido que se opera en el discurso poético y que constituye su núcleo vital. Algunas veces acudimos a su lectura en “Poesía en Rotación” debido a la brevedad de los textos.
Recuperemos un poemínimo e intentemos decir algo sobre él, en términos a lo mejor no muy pertinentes para un artículo electrónico. No es este el nivel de abstracción que utilizamos con los muchachos, pero vale la pena la deliberación. Queremos compartir con ustedes algunas reflexiones sobre poesía.
APODOGMA
El
Respeto
Al
Complejo
Ajeno
Es
La
Paz
Huerta recupera una frase que se ubica en grado cero práctico –en general todos hemos asumido como parte de cierto pensamiento normativo que “El respeto al derecho ajeno es la paz– y cuando cambia el sema “derecho” por “complejo”, el sentido se mantiene, aunque sólo parcialmente; pues se mantiene la idea de “el respeto evita el conflicto”, pero “derecho” y “complejo” están en campos semánticos muy distantes: del ámbito social y de la Ley nos movemos al ámbito de la experiencia subjetiva que vive problemáticamente algún rasgo de la personalidad o del cuerpo. Se trata de un funcionamiento disfrásico del discurso.
Por otra parte, no sólo está la operación en los sintagmas que constituyen “El respeto al derecho ajeno es la paz”, sino la construcción del neologismo “Apodogma” con el que titula el poemínimo. Esto último, seamos autocríticos, es algo que no discutimos con los muchachos, generalmente pasamos por alto la discusión del título de este poema.
Nuevamente se opera en el nivel semántico, aunque esta vez en el nivel de los fonemas; coloca como prefijo la primera sílaba de “apotegma” y como sufijo la palabra completa “dogma”; ambas en campos de significación distantes entre sí: el apotegma como un juego, algo gracioso y el dogma como una sentencia seria e irrevocable; aunque ambas están unidas por su intencionalidad moralizante. Con el título logra una desviación de sentido mayor, pues en él el autor asume que está colocando una frase que representa un consenso social hasta el momento incuestionable –en el nivel del dogma– y al mismo tiempo que se juega con ella para mostrar otras posibilidades de su capacidad aleccionadora –el apotegma–.
Aunque simplificamos el discurso del poeta ante los jóvenes, para hacerlo accesible en un primer momento, la cuestión no es tan simple. Perdón por rebasar el límite de la palabra cotidiana, para finalizar copiamos algo de lo que el mismo Efraín Huerta decía de sus poemínimos:
“Hacerlo requiere de una espontaneidad diferente a la del meditado epigrama, y de un maligno toque poético que lo coloca a cien años de luminosa oscuridad del hai-kai (haikú); tampoco es un aforismo ni un apotegma ni un dogma. Para llegar o medio llegar a un acuerdo, inventé el término apodogma —y todos tan intranquilos.” (Huerta, 1983, citado en “Los poemínimos de Efraín Huerta”. Círculo de poesía. Revista electrónica de literatura. 24 de diciembre de 2013)
Dejemos hasta aquí el comentario, esperando no les parezca demasiado abstracto. En compensación, para finalizar, como provocación y por puro divertimiento, compartimos con ustedes otro poemínimo.
MONTERROSEANA
Cuando
Desperté
La
Putosauria
Todavía
Estaba
Allí
.
*Colaboración