El vértigo de las listas
Por Wenceslao Vargas Márquez*
En uno de sus relatos el escritor semipornográfico (y sucio) Charles Bukowski hizo una curiosa crítica de las colas o filas de espera. Propuso, para remediar su tardanza y lentitud, que en las oficinas hubiese uno o dos o tres o muchos empleados para atender a un solicitante. El mundo se pondría al revés, dijo, porque no habría filas de ciudadanos para que las atienda un empleado, sino filas de empleados para atender a un ciudadano. Que hagan cola los empleados, fue su paradójica solución. Este curioso párrafo en su relato El doctor nazi, de 1973, es digno de que lo escribiera Chesterton.
Entiendo que las listas son filas congeladas en el tiempo. Creo que las filas son móviles, las listas están fijas. El semiólogo italiano Umberto Eco hizo un análisis de lo que son las listas principalmente en el mundo occidental. Uno hace listas a toda hora: listas de libros, listas de futbolistas, listas de arbitrariedades. Eco escribió El vértigo de las listas. Escribió Eco: “La lista es un género literario más extendido de lo que se cree. Cuando intenté reunir en una antología listas célebres para el libro El vértigo de las listas (2009), que me encargaron para comentar un mes de acontecimientos de varios tipos que el Louvre había dedicado a ese argumento, me di cuenta de que podía usar sólo una pequeña parte de la incalculable serie de grandes y célebres listas que aparecen en la historia de las distintas literaturas. Tuve que ignorar muchas, muchísimas las sigo ignorando, y después de que apareciera el libro encuentro siempre alguien que me cita listas maravillosas que yo descuidé”.
Quizá el lector no tenga el dato de que las colas se estudian en las matemáticas superiores como una distribución estadística; se les llama líneas de espera. En la política nacional lo que esperan los observadores es una relación de nombres en la cual hallar el tapado presidencial del momento, esperan que se le haga el favor de darles una lista. Una lista simplifica el problema y su análisis.
Hace poco un senador del PRI hizo lo que parece la lista final de los aspirantes a la presidencia de México en 2018. Este hecho hizo que se tranquilizaran cuatro pero, lástima, que se alborotaran cuarenta. No es la primera vez que en los tiempos modernos algún vocero del oficialismo hace una lista de aspirantes presidenciales. Repasemos las tres únicas listas que en sucesiones presidenciales distintas, la de 1975, la de 1987 y la de 2017, ha presentado el PRI de manera formal o informal a los medios. Otras listas en otros sexenios y destapes las ha conformado la opinión pública sin la intervención de algún vocero oficial u oficioso. Otros han sido destapes directos sin preámbulos ni listas.
Hace 42 años un tabasqueño, Leandro Rovirosa Wade, tranquilizó a seis, y alborotó a sesenta, con la lista final de aspirantes presidenciales que inopinadamente lanzó a la prensa desde el ejido La Nopalera, en Morelos, terrenos que serían de la universidad estatal. El 11 de abril de 1975 Rovirosa, secretario de Recursos Hidráulicos de Echeverría, candidateó a Mario Moya Palencia, Hugo Cervantes del Río, Porfirio Muñoz Ledo, Augusto Gómez Villanueva, Carlos Gálvez Betancourt y José López Portillo.
Por alguna extraña razón tanto Jorge G. Castañeda como Echeverría hablan de una lista de siete personas, pero fueron seis. Echeverría le dijo a Castañeda, para el libro La herencia, que no fue indicación suya el que Rovirosa hiciera o publicara la lista. Castañeda acepta (p.351) que la lista fue “probablemente espontánea”. Le dijo también Echeverría que hubo después una lista de cuatro finalistas: López Portillo, Moya Palencia, Muñoz Ledo y Gálvez Betacourt. Luego, López Portillo fue el candidato final sin opositor registrado, y presidente de la república.
La segunda lista se redactó en 1987. Los seis en orden alfabético fueron: el regente del Distrito Federal, Ramón Aguirre; el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett; el de Energía y Minas, Alfredo del Mazo; el procurador general de la República,
Sergio García Ramírez; el secretario de Educación Pública, Miguel González Avelar; y el de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas (de 39 años) y fue redactada a mediados de agosto de 1987, más o menos en los tiempos políticos homólogos en que se hizo por Gamboa Patrón la del 2017. Abril de 1975 y agosto de 1987 tiene su equivalente cronológico en abril y agosto de 2017. El senador Gamboa Patrón se retrasó respecto de la primera pero coincidió con la segunda.
Ahora veamos si el PRI está retrasado respecto del mes de destape en comparación con los precedentes. En septiembre fueron los destapes de Ruiz Cortines en 1951, de López Portillo en 1975 y de De la Madrid en 1981. En octubre el de Echeverría en 1969. En noviembre los de López Mateos en 1957 y Díaz Ordaz en 1963. En la primera semana de noviembre han sido los destapes más tardíos. Los más tempranos, los de Ávila Camacho y Alemán. El destape de Ávila Camacho fue en febrero del 1939, siete meses antes del quinto informe: el 22 de febrero de 1939 el Consejo Extraordinario de la CTM ofreció la candidatura al general Ávila Camacho. La de Alemán fue en mayo de 1945, cuatro meses antes del quinto informe.
Hoy el debate es la lista del senador Gamboa conformada por Osorio Chong, Aurelio Nuño, Antonio Meade y Narro. Se supone que bajo los dictados del cariño político Nuño sería el elegido por Peña (y por el expresidente Salinas que vería en Nuño su réplica de llegar a la candidatura antes de cumplir los 40). Es segunda vez que hay un enlistado como titular de la SEP. En la lista de Rovirosa en 1975 no estuvo Bravo Ahuja, pero en la de 1987 sí estuvo González Avelar, sin olvidar que, sin lista de por medio, Zedillo llegó a la presidencia en 1994 con antecedente en la SEP. López Obrador ha dicho que el candidato del PRI será Meade, y en las últimas horas ha dicho que quien crece más últimamente es Osorio Chong.
En el último medio siglo estas son las tres listas de candidatos presidenciales del PRI, partido que no ha decidido en 2017 quién será su candidato pero ya decidió quien lo será en el PAN: Margarita Zavala; Anaya y Moreno Valle han sido bombardeados y prácticamente descarrilados. En Morena la lista es pequeñísima (permítanme un neologismo, es una nanolista): un solo candidato que va por su tercera oportunidad. En el PRD nadie contesta a pesar de que toqué el timbre con insistencia. Creo que nadie hay en el edificio.
Estas son las listas hasta hoy. Dijo Eco en 2009 al elevar a las listas a una categoría de género literario: “De este modo, se afirma que la lista no es tan sólo un dispositivo lúdico, juego literario, sino más bien una forma de conocimiento, o sea de desconocimiento, una crisis del saber establecido. Por consiguiente, es una forma retórica a la que acercarse con el máximo respeto. Algo que hemos intentado en el día de hoy, a pesar de no poder hacer nada más que, para ulteriores pruebas, remitirles a un etcétera”.
Twitter @WenceslaoXalapa