La promesa (engañosa) de la fecundación ´in vitro´ para mujeres de más de 40 años

Muchas mujeres jóvenes fueron seducidas por el alguna vez muy publicitado mensaje de que, si habían elegido posponer su embarazo y luego no podían concebir, todavía podían tener bebés recurriendo a la fecundación in vitro, también conocida como FIV.

Miriam Zoll fue una de ellas. Se casó a los 35 años y pensó que tenía mucho tiempo para comenzar a tener familia. Después de todo, decía: “Mi madre me tuvo a los 40 y desde 1978 la industria de la fertilidad ha estado celebrando su capacidad de ayudar a las mujeres a tener hijos a edades más avanzadas”.

Cuando a sus 39 años ella y su esposo decidieron comenzar una familia, descubrieron que la naturaleza se negaba a cooperar. Después de cuatro ciclos de FIV (y dos intentos de ciclos con óvulo de donante) que fueron extenuantes emocional y físicamente, seguían sin concebir.

Las mujeres que no han tenido bebés sanos a partir de una FIV son menos propensas a hablar abiertamente acerca del procedimiento que aquellas para quienes esa técnica fue exitosa.

Impactada por lo que le sucedió y dándose cuenta de que muchas otras mujeres enfrentaban una decepción similar, Zoll decidió escribir un libro: Cracked Open: Liberty, Fertility, and the Pursuit of High-Tech Babies, con el objeto de ubicar a la reproducción asistida de manera más realista y mostrar el otro lado de la imagen color de rosa de la FIV.

Su historia me incitó a revisar las últimas estadísticas ordenadas por la federación y recolectadas por los Centros de Prevención de Enfermedades en las casi 500 clínicas de fertilidad de Estados Unidos sobre procedimientos de FIV realizados en 2013. Usando óvulos frescos (es decir, no congelados) o embriones de mujeres que intentaban concebir a los 40 años, menos del 30 por ciento que se sometió a FIV se embarazó y menos del 20 por ciento dio a luz a bebés vivos.

La tasa de logros era un poco mejor cuando la FIV se hacía con embriones congelados de los propios óvulos de una mujer: casi el 42 por ciento se embarazó y el 30 por ciento tuvo bebés vivos.

El Dr. Mark V. Sauer, antiguo director de la clínica de FIV en el Centro Médico Presbitariano de Columbia, que ha estado empleando esta técnica durante tres décadas, corroboró la frustración con la autopromoción de esta industria.

“Los programas presumirán de ser los mejores, con tasas extraordinariamente altas de embarazos aun en mujeres de más de 40 años”, dijo Sauer en una entrevista. “Prácticamente, ya no hay una edad a la que las clínicas digan no”.

Además, comentó: “En cuanto menor edad tengan las mujeres cuando se someten a la FIV, las tasas de embarazos serán mejores”, y añadió que también es más probable que las mujeres más jóvenes tengan embarazos saludables que culminen en nacimientos de bebés sanos.

En un informe que publicó el año pasado en Fertility and Sterility, Sauer escribió que la “edad avanzada” es un factor de riesgo no solo para la infertilidad femenina, sino también de “abortos, anomalías fetales, nacimientos de bebés muertos y complicaciones obstétricas”.

El doctor reconoce el dilema que enfrentan las mujeres que buscan contar con educación superior y desean establecer bien su carrera profesional antes de intentar tener hijos. Se da cuenta de que “el embarazo ideal también debería darse cuando se tiene una pareja estable con quien compartir la carga de la crianza”.

No obstante, señala Sauer, los hechos biológicos son irrefutables. “Hablando en términos biológicos”, escribe, “las mujeres son más fértiles entre los 15 y los 30 años”. *Tomado de https://www.nytimes.com/es (24 de octubre de 2016)