Un reconocimiento en privado para festejarlo en público
Por Alejandro Hernández Romero*
En el camino de un mundo raro un joven emprendió vuelo, salió de Platón Sánchez, con dirección a Xalapa, iniciando una vida placentera con dolor y felicidad sin esperar el porvenir con el que se toparía…
Hijo de maestros y con sangre de campo, se topó con una ciudad llena de riqueza cultural y con flores en el apogeo (que en la actualidad solo pintan en el recuerdo), y un chipichipi que llegó al alma de un joven ingenuo que estaba por vivir la etapa del agudo aguijón del amor…
Líder estudiantil que quieto no podía estar, moviendo ideales para un cambio para bien que llegó a liderar a la ya conocida Federación Estudiantil del Estado de Veracruz, en donde guió a estudiantes con visión progresista, demostrando que los ingenuos idealistas podemos contribuir al cambio social.
Su historia en la Política tal vez se contaría como la de uno más, sin embargo, logró con amor y dedicación el reconocimiento para el hermoso trabajo que contempla lo agrario; lleno de pasión que comparte con tranquilidad el campo.
Varios cargos en los que siempre se guió con honradez y dignidad hasta su repentino retiro, disfrutando la miel y quietud que vivía en su amado rancho, con sombrero en la Sien, calzado vaquero y a caballo.
Esposo que aún con su notable actitud «ranchera» aún no puede evitar demostrar cómo le abre su corazón a su amada Olguita, que siempre no ha estado ni adelante ni atrás, sino al lado como todo amor que brota pasión y alegría…
Hoy le escribo a un Padre consentidor y cariñoso; abuelo sabio con respuesta en la boca e imaginación elocuente, siempre demostrando con humildad su conocimiento lleno de riqueza cultural fascinante…
Al tío en el que veo a una persona fuerte que aún con dolor interno, sabe sacarte una sonrisa… Con consejos llenos de estimación y con abrazos en el corazón…
En donde el destino me dio la dicha de encuéntrame a un Raymundo en la eternidad de mi vida terrenal…
Con 78 caricias en el alma de los que te conocemos; en donde aparece una estrella que guarda un rincón fraterno de nombre Flores y de apellido Bernal, que cada 15 de mayo envía un muy ¡Feliz Cumpleaños!
Agradeciendo tus consejos que me han dado tanto, como el reconocimiento privado que hoy festejo en público… ¡Enviándote abrazos eternos hasta Zoncuantla!
Te envío mi columna de mañana, si se puede así como están divididos los párrafos y con la foto adjunta, ¡Saludos y muchas gracias!