Una protesta fuerza la dimisión del rector de la Universidad de Missouri

Los alumnos denunciaron la falta de respuesta oficial tras varios incidentes racistas en el campus

CRISTINA F. PEREDA

Los estudiantes de la Universidad de Missouri han liderado una protesta en las últimas semanas que derivó este lunes en la dimisión del presidente de la entidad y del responsable del campus de Columbia. Hace cinco días que uno de sus estudiantes se declaró en huelga de hambre. El viernes el profesorado se sumó a la protesta. Y el sábado el equipo de fútbol americano de la universidad se negó a jugar un partido con el respaldo del entrenador. Todos ellos exigían la dimisión del rector por su falta de respuesta a varios incidentes racistas en la escuela.

Las protestas en Columbia -que ya tienen eco en otros centros como la Universidad de Yale- son el último episodio de manifestaciones en todo el país para denunciar actos racistas contra la comunidad afroamericana. En ocasiones anteriores, Estados Unidos se vio sacudido por la violencia policial. En Missouri, varios alumnos negros denunciaron insultos xenófobos contra ellos y la aparición de una esvástica nazi dibujada con heces en una de las residencias estudiantiles sin que las autoridades universitarias reaccionaran con suficiente dureza, según sus demandas.

El incidente mereció la atención de la Casa Blanca este lunes. Según el portavoz, Josh Earnest, las protestas de Missouri demuestran que “la manifestación de un grupo de personas puede tener un impacto profundo en los lugares donde viven y trabajan”. Earnest añadió que las denuncias de los estudiantes hacen referencia “al problema fundamental de que haya un hogar para todos” en los campus.

Las protestas de esta semana parecen ser el estallido de un conflicto más profundo que arrancó el pasado mes de abril, como refleja el periódico universitario, con la aparición del símbolo nazi en las instalaciones, continuó en septiembre cuando el presidente de los estudiantes fue insultado con un término racista, seguía sin resolverse en octubre cuando un alumno blanco irrumpió en el ensayo de una obra para insultar a otros estudiantes negros y no quedó cerrado a pesar de la reunión de Tim Wolfe, el presidente de la universidad, con un grupo de alumnos a finales del mes pasado.

Para demostrar su compromiso con las demandas, un estudiante se declaró en huelga de hambre hasta que Wolfe anunciase su marcha. Jonathan Butler declaró que “varios incidentes racistas, sexistas y homófobos habían interrumpido experiencia de los alumnos” de la universidad. En una carta, la Asociación de Estudiantes también había acusado a Wolfe de “facilitar un sistema racista” en el campus con la falta de respuesta oficial tras la muerte del joven Michael Brown por los disparos de un policía en Ferguson en 2014 y durante los incidentes ocurridos en la universidad.

Wolfe pidió este lunes que se utilice su dimisión “para curar las heridas y volver a conversar” y que su dimitir era “lo correcto”. Wolfe se declaró “responsable” de la división en el campus y lamentó que la comunidad estudiantil y el resto de profesionales del centro “haya dejado de escucharse unos a otros”.

La división a la que hizo referencia Wolfe se intensificó la semana pasada cuando los estudiantes boicotearon el coche del presidente de la universidad durante un desfile. Según explicó uno de ellos al periódico estudiantil, “hemos mandado emails, tweets, mensajes… y no hemos recibido ninguna respuesta de los oficiales de este campus de que de verdad vayan a acometer cambios. Así que nos dirigimos a él directamente”.

La huelga de hambre, las protestas y el plantón del influyente equipo de fútbol en la liga universitaria depositaron tanta tensión en Wolfe que finalmente decidió renunciar a su cargo. El ya expresidente reconoció este lunes que “la frustración y el enfado son reales”, tanto por parte de los estudiantes como del profesorado. “Ya no lo dudo”. (El País)