Las Vanguardias Artísticas del siglo XX. Segunda Parte

POR: Renatta Vega Arias*

Retomando el tema de las vanguardias artísticas del siglo XX, diremos que los artistas que las crearon, cuestionaron la naturaleza y la función del arte, ofreciendo alternativas que lo transformaron.

El suprematismo: Esta corriente fue iniciada por los pintores rusos de 1913 a 1923 con Kazimir Malévich y Vladimir Maiakovsky. que escribieron en 1915, en Moscú, “El Manifiesto Suprematisata”, en el que expresaban que el arte es un fin en sí mismo, sin contenido descrptivo. Eliminaron la “mimesis” o representación en la pintura, pues consideraban inaceptable que se hiciera un cuadro que imitara una realidad que ya existía. Para ellos la pintura tenía que ser solo eso, pintura. Su arte no buscaba describir absolutamente nada, Defendían solo el uso de las formas geométricas fundamentales, triángulo, círculo y cuadrado, organizadas para dar sensación de movimiento, y los colores rojo, azul, amarillo, verde, negro, blanco y gris, puros y sin mezclas.  No deseaban “imitar” nada, no querían otra cosa que lo que mostraban. Su deseo era pintar “la nada”. Sin ninguna imagen que lo distrajera, estarían ante la simple y pura sensación, esa era su meta. La palabra suprematismo es, según sus autores, “La supremacía de la sensibilidad pura de formas sencillas”. Es algo así como la pintura que es solo pintura a la que se libera de todas las imágenes que le estorban. Así nacieron las primeras obras abstractas.

La pintura “Cuadro negro sobre fondo blanco”, obra de Malévich, es la primera obra suprematista y es, literalmente, un cuadro negro sobre un fondo blanco, donde el cuadrado equivaldría a la sensibilidad y el fondo blanco a la nada, es decir a un “vacío total”. Más adelante presentó “Negro sobre negro” y luego “Blanco sobre blanco”, que expresaban, según su autor, la expresión pura. Poco a poco fueron integrando más colores a sus composiciones.

En 1922, la creciente organización de la nueva nación, requería que se hicieran obras que el pueblo pudiera comprender y con mensajes que dieran a entender los postulados de la revolución, pues, al existir un elevado índice de analfabetismo, el arte podía servir como divulgación de sus principios. Este fue el final del Suprematismo.

El Constructivismo: 1914 Vasily Kandinsky, Aleksandr Ródchenko, Vladímir Tatlin, Naum Gabo. Se desarrolló al mismo tiempo que el suprematismo y básicamente sostiene los mismos principios en cuanto al arte abstracto, pero se impulsó en los Talleres Superiores y Artísticos del Estado Soviético y aplicados al arte, el diseño y la arquitectura. Hay que tomar en cuenta que había triunfado la Revolución Soviética y que el Estado tomó paulatinamente el control de todas las actividades y más si tenían influencia en el pensamiento y la ideología. Se intentaba cambiar los sistemas capitalistas de producción, por otros más equitativos de producción de bienes. Su principal razón era que el arte se alejara del mero ornamento para complacer y fuera capaz de aplicarse de manera funcional en la vida diaria, orientado a la industria y buscando la producción técnica con una visión estética.

El Neoplasticismo: Es una corriente artística nacida en Holanda en 1920. Su principal exponente es Piet Mondrian y está muy hermanado con el constructivismo soviético. Es una concepción abstracta y analítica de la pintura, regida por principios matemáticos que la reduce a la geometría, principalmente el rectángulo que consideran la forma básica, y empleando también los colores puros, pues buscaba que fuera un lenguaje universal. Busca la perfección y el equilibrio en sus composiciones nunca simétricas. Los principales exponentes del neoplasticismo son: Van Doesburg, Estéfano Viu, Georges Vantongerloo, Vilmos Huszár, Gerrit Thomas Rietveld y Jacobus Johannes Pieter Oud, quienes tuvieron mucha influencia en el diseño, la arquitectura, la moda de ese tiempo y hasta nuestros días.

 

El Dadaísmo: Nacido alrededor de 1916, esta corriente abarcó a las artes y a la literatura. Hugo Ball redactó su manifiesto donde expresa el interés del grupo por desvincularse del concepto de arte tradicional, que consideran caduco, pugnando por la “liberación de la fantasía”. El movimiento dadaísta nació en el “Cabaret Voltaire” en Zúrich, Suiza, país que, al mantenerse neutral en la Gran Guerra, recibió a muchos artistas que ahí se sintieron a salvo y libres de persecución. Desde su posición antibélica y con un fuerte sentido crítico ante una guerra que ya muchos consideraban caótica y signo de decadencia, el francés Marcel Duchamp, el rumano Triztán Tzara y el español Salvador Dalí, entre otros, crearon esta corriente cuyo nombre tiene su origen en la expresión “Da-Da”, que hace referencia al balbuceo de un bebé. Duchamp negó luego haber pertenecido al movimiento Da-dá, sin embargo, la historia del arte lo introduce a ella, por las características de su trabajo.

En su manifiesto no le otorgan ningún sentido a la palabra Da-da, pero, conmocionados por los acontecimientos, escriben: “La obra de arte no debe ser la belleza en sí misma porque la belleza ha muerto…” Las obras dadaístas parecen no tener sentido para un espectador promedio de nuestro tiempo, pero este enunciado nos puede ubicar en el sentimiento que los invadía y esa fue la manera que encontraron para expresarlo.

Dejaron atrás el formato regular de “el cuadro” y tomaron objetos que convirtieron en obra de arte, con el mero acto de tomarlo, quitarle su función real y firmarlo, dándole con ello una categoría de obra de arte.

En Alemania surgió una vertiente del dadaísmo que se conoció como “dadaísmo Berlinés”, con George Grosz, Raoul Hausmann, John Heartfield y Helmut Hertzfelde, que trabajó el fotomontaje.

La gran Guerra cambió en muchos sentidos la manera en que se veía el mundo. Esa profunda decepción, el miedo, la incertidumbre, hizo que los creadores relativizaran todo cuanto veían y el arte no se quedó atrás. El dadaísmo fue la manera que los artistas encontraron para mostrar el sin sentido de la guerra, la decadencia moral, física y de pensamiento en que estaba sumergido su mundo.

 

*Renatta Vega Arias.

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