Benjamina, la mas querida

Mario Evaristo González Méndez

Entre 2001 y 2002, un grupo de paleontropólogos realizaba trabajos de excavación e investigación en un yacimiento de restos de homínidos, conocido como Sima de los Huesos, ubicado en la sierra de Atapuerca, Burgos, España. Durante los trabajos se produjo el hallazgo del cráneo 14, más tarde nombrado Benjamina.

El equipo de investigadores relata lo sorprendente del hallazgo: se trata de una preadolescente que nació con craneosinostosis, una deformación del cráneo derivada del cierre prematuro de una o varias suturas craneales, lo que genera desfiguración del rostro y la cabeza, daños neurológicos, deterioro visual y dificultades motrices. Los estudios revelaron que la condición patológica de esta homínida comenzó en el tercer mes de gestación, por lo que al nacer requirió cuidados suficientes, no sólo por los padres, sino que debió ser cuidada por la comunidad; pues en las condiciones de vida de hace más de medio millón de años, hubiera sido imposible su supervivencia independiente y, asombrosamente, vivió hasta los 10 años (Cfr. Gracia, A. et al, 2010).

Ana Gracia, integrante del equipo, detalló: «Y, ¿hay algo más humano que elegir cuidar a alguien? Por eso la llamamos Benjamina. Porque Benjamina en hebreo significa La más querida» (Cfr. Ivestiga2, 2020).

Traigo a la memoria este suceso porque me parece un testimonio válido del cuidado como nota característica de nuestra especie. Si bien, los registros paleontológicos revelan cierto nivel de agresión y violencia en los primeros grupos humanos, también lo es el hecho de que aprendieron a cuidar de sí y a prodigar cuidados a los más vulnerables del grupo.

En la actualidad, son muchas las expresiones colectivas que reclaman la construcción de espacios más seguros, más solidarios y más justos para mejorar la calidad de vida de mujeres y hombres. Las demandas sociales, expresadas en modos diversos, coinciden en la necesidad de cambiar el paradigma de su tiempo para transitar hacia formas de convivencia más humana moral y éticamente. Sin duda, los movimientos sociales han tenido un papel protagónico en el reconocimiento de los derechos humanos para sectores sociales históricamente descartados y explotados.

Entre los grupos sociales que encarnan condiciones de vulnerabilidad, no se puede ignorar la gravedad de los actos con que han sido violentadas las mujeres. La historia da testimonio de la gradual toma de conciencia sobre el tema que, si bien no ha sido agotado, hay un notorio avance en el reconocimiento efectivo de la igualdad de dignidad entre mujeres y hombres.

Sin embargo, el abandono sistemático de los más vulnerables permea la cultura actual; es sistemático porque hay periodos en los que conviene al interés hegemónico mostrar la calamidad de la violencia y la miseria. Y sólo la escena que permite legitimar su intervención y explotación.

El hallazgo de aquella preadolescente homínida es una invitación a centrar el relato de la humanidad en la capacidad del cuidado, que se reproduce con mayor magnitud en el día a día, en lugar de cercar la realidad por ficciones políticas que indican que todo está mal y lo único posible es armar la defensa.

Benjamina es un recordatorio para asumir la vulnerabilidad de la condición humana con responsabilidad. Comencemos por reconocer que, si hay una persona capaz de abusar de alguien más, entonces esa posibilidad es latente en cada uno de nosotros, es decir, todos podemos ser abusadores y así, la primera responsabilidad es atender los síntomas de violencia que se anidan en nuestros pensamientos, sentimientos y deseos.

Sólo se cuida lo que se quiere, así que las leyes y las protestas no serán suficientes para deconstruir el actual paradigma sociopolítico; si no se recupera la dimensión amorosa de la existencia, será imposible transitar a la con-vivencia. Quienes cuidan de los demás, son personas que aman, que saben querer bien y, por tanto, están dispuestos a compartir su mundo vital con los demás, especialmente con los más vulnerables.

Benjamina, es un eco de la naturaleza para no claudicar en el esfuerzo diario que implica cuidar del otro. La discapacidad, la diferencia, lo adverso han de asumirse como posibilidad para trascender las limitaciones de la condición humana y obrar así el milagro cotidiano del «nosotros».

 

Cuídate, cuídanos, cuidemos.

Referencias:

Gracia, A., Martínez-Lage, JF, Arsuaga, JL. et al. (2010). La evidencia más temprana de una verdadera craneosinostosis lambdoidea: el caso de “Benjamina”, un niño de Homo heidelbergensis. Childs Nerv Syst  26, 723–727. https://doi.org/10.1007/s00381-010-1133-y

Investiga2 (2020). Benjamina. La más querida de Atapuerca [entrevista en video]. https://www.youtube.com/watch?v=HMYfbTO-pd4&t=8s