Emoción y sentimiento en el arte
Por: Renatta Vega Arias
Me gusta decir que los artistas somos los “médiums” de los sentimientos y de las ideas que han sido sembradas en nosotros, por las experiencias que hemos vivido, los libros, películas, y todo lo que nos hace humanos. Para empezar sin albergar dudas, busco en Wikipedia la diferencia entre emoción y sentimiento. “Una misma emoción puede despertar diversos sentimientos a una persona. Las emociones son reacciones psicofisiológicas que ocurren de manera espontánea y automática. En cambio, los sentimientos son la interpretación que hacemos de esas emociones y se pueden regular mediante nuestros pensamientos”. Para que quede muy claro, busco en la página “Psicología y Mente”, entendiendo que: “Una emoción es un conjunto de respuestas neuroquímicas y hormonales que nos predisponen a reaccionar de cierta manera ante un estímulo externo (como la visión de una araña) o interno (como un recuerdo acerca de los años de infancia). La diferencia fundamental entre la emoción y los sentimientos es que la primera es totalmente básica, primitiva y unidireccional (en el sentido de que es algo que aparece automáticamente al presentarse un estímulo) mientras que el sentimiento incluye la capacidad de pensar y reflexionar de manera consciente sobre lo que se sientey, por tanto, tiene que ver con la capacidad de pensar en términos abstractos y simbólicos.
Las obras de arte, por ejemplo, son la caracterización clásica de los sentimientos, porque son sublimaciones abstractas de las emociones. En un poema no hay solo emociones, sino que necesariamente debe haber también sentimiento, algo que permita expresar de manera simbólica lo que se siente.”
Así, podemos decir que una obra es sublime, cuando logra transmitir sentimientos y revivir en nosotros la emoción primaria que la genera.
Para poder transmitir esos sentimientos, el artista hace uso de los recursos técnicos que cada disciplina tiene. En la poesía se acude a la metáfora, metonimia, sinécdoque, y una cantidad muy considerable de otros recursos; la música tiene el ritmo, la armonía, el contrapunto etcétera. Lo mismo en el ballet, el teatro, la fotografía y cualquier otra manifestación del arte.
En lo que corresponde a las artes plásticas, está la composición, el ritmo, el contraste, el balance, la textura y un muy grande etcétera, pero un aspecto que quiero resaltar en este momento es el color y su carga psicológica.
Un ejemplo de cómo el uso de los recursos da al artista la efectividad en el proceso de su obra hacia el objetivo de la transmisión del mensaje, es el siguiente: Si un pintor le quiere dar a usted un mensaje que le transmita vida y algarabía y lo hace usando colores fríos como el azul, el violeta, los verdes secos, entonces no habrá congruencia, porque el mensaje del color es fundamental, gozando inclusive de una sorprendente independencia de la forma y al elegir esta gama de colores, el artista estará evocando emociones pausadas, reflexivas, melancólicas, no alegres, porque esa es la manera en que el cerebro “lee los colores”. Y si, además, tratando de hacer un cuadro con movimiento o vitalidad, hace una composición a base de líneas horizontales, pues más contradictorio será el resultado, ya que los trazos horizontales hacen referencia inconsciente al dormir, al reposo o a la muerte. Pero eso no tiene necesariamente que saberlo usted como espectador, al tratarse del uso de un lenguaje que le es propio a las artes gráfico-plásticas, quien usa ese lenguaje es el responsable de su uso, y ese es el artista, de ahí la importancia que tiene para él conocer las leyes de esa “gramática”, que le permitirá expresar lo que se propone. Claro está que la psicología funciona para todos y damos por hecho que el usar tan erróneamente el color es improbable, ya que el inconsciente del propio artista también está trabajando, pero este dato puede ayudarle al espectador al entrar en contacto con una obra de arte.
Comprender eso es muy importante para apreciar el arte abstracto, ya que su eficacia depende del adecuado manejo de esos recursos, que cobran mayor importancia, si cabe, ya que no cuenta con la forma para apoyar el discurso que quiere dar a conocer, ya que al arte abstracto lo caracteriza justamente la ausencia de formas o figuras reconocibles, (exceptuando, desde luego, la abstracción geométrica). Sin embargo, tiene un mensaje por entregar y lo hace gracias a esos recursos y a pesar de no mostrar escenas o personajes reconocibles.
El espectador puede querer, por su naturaleza humana que a eso le empuja, buscar formas reconocibles, pero mientras las encuentra, el color ya ha actuado sobre su psique, depositando en ella su mensaje.
El arte es una ilusión que nos puede llevar a otros tiempos, otros lugares y hasta otros mundos, ese viaje es la magia a la que el espectador se expone, porque antes de que lo empiece a analizar mentalmente, su psique ya le estará pasando información y sus emociones van a empezar a removerse. ¿Se anima?
Renatta Vega Arias
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