Hospitales perderían personal por efectos secundarios de vacuna contra Covid-19

Los proveedores deberán sacar al personal médico de su trabajo a las salas de vacunación. Y si se producen efectos secundarios, podrían perder trabajadores clave en momentos en que aumentan hospitalizaciones.

Los efectos secundarios de la vacuna contra el COVID-19, que abarcan desde fiebres y escalofríos hasta dolores de cabeza y dolor en las articulaciones, podrían impedir que algunos médicos y enfermeras trabajen, en medio de un aumento nacional de hospitalizaciones.

Los sistemas de salud se están preparando para vacunar al personal hospitalario clave con las inyecciones de Pfizer y Moderna, que podrían comenzar a enviarse a Estados Unidos en cuestión de semanas, a la espera de autorizaciones de uso de emergencia.

A principios de esta semana, asesores federales estadounidenses recomendaron que primero se inmunizará a los trabajadores de salud, junto con los residentes de centros de atención a largo plazo. Para los hospitales, eso podría plantear problemas importantes de programación en un momento en que muchos se están llenando. Más de 100 mil estadounidenses fueron hospitalizados con el virus el miércoles, según datos de Covid Tracking Project.

Los proveedores deberán sacar al personal médico de su trabajo a las salas de vacunación. Y si se producen efectos secundarios, podrían perder trabajadores clave durante un par de días. Para superar esto, algunos hospitales planean escalonar al personal para mantener las unidades cubiertas. Otros están explorando dar a los trabajadores las vacunas al final de sus turnos, antes de que tengan unos días libres.

Aun así, es difícil saber qué esperar sin ver datos completos de los grandes ensayos clínicos de etapa avanzada de Pfizer y Moderna, asegura Paul Biddinger, vicepresidente de preparación para emergencias en el Hospital General de Massachusetts.

“Es un poco más fácil crear un modelo de cómo debemos escalonar las vacunas de los empleados cuando sabemos con qué frecuencia están ocurriendo (los efectos secundarios) y con qué gravedad”, afirma Biddinger. Los planes podrían cambiar cuando haya datos más sólidos disponibles, agrega.

Aunque las compañías farmacéuticas aún no han publicado los resultados completos de sus ensayos más grandes, las revelaciones de pruebas anteriores en comunicados de prensa recientes dan una idea de sus perfiles de seguridad.

Pfizer y su socio alemán BioNTech dijeron el 18 de noviembre que no se observaron problemas de seguridad graves en su ensayo en etapa tardía. Entre los participantes que recibieron el régimen de vacuna de dos dosis, el 3.8 por ciento experimentó fatiga y el 2 por ciento tuvo dolores de cabeza. Los adultos mayores informaron menos eventos adversos leves. En un ensayo anterior, las compañías identificaron casos de fiebre leve a moderada.

Moderna, por su parte, dijo el 16 de noviembre que tampoco había identificado serios problemas de seguridad en su ensayo en etapa tardía. Los efectos secundarios leves a moderados incluyeron fatiga (9.7 por ciento), dolor muscular o articular (5.2 por ciento), dolor de cabeza (4.5 por ciento) y dolor en el lugar de la inyección (2.7 por ciento). Los efectos secundarios fueron más comunes después de la segunda dosis de la vacuna de dos dosis.

“Nos ha tranquilizado mucho que no hemos visto casos de cosas que no esperaríamos”, afirma Buddy Creech, director del Programa de Investigación de Vacunas Vanderbilt que lidera los ensayos de las vacunas contra el COVID-19. “Vemos perfiles de efectos secundarios que son comunes en otras vacunas que usamos”.

Solo una pequeña proporción de aquellos que reciben vacunas contra el coronavirus enfrentarán efectos secundarios, según Creech, quien también se desempeña como investigador principal para Moderna y Johnson & Johnson.

Recuerden, “no es el 100 por ciento de las personas que tienen fiebre y escalofríos”, dijo Creech este jueves durante un panel de medios organizado por Infectious Disease Society of America, del cual es miembro.

Sin embargo, el potencial de que pueda haber efectos secundarios lo suficientemente fuertes como para poner a los trabajadores de la salud fuera de servicio debe plantearse antes de que comience la campaña de vacunación, dijo Creech.

Si la posibilidad no se comunica de manera efectiva, agregó, los hospitales podrían quedar sin personal. Al mismo tiempo, también se debe enseñar a los trabajadores médicos a distinguir entre los efectos secundarios de la vacuna y los síntomas de covid-19, dado que están altamente expuestos al virus.

“Tendremos que ser algo estratégicos sobre a quién se ofrece la vacuna, por lo que estamos trabajando con líderes clínicos en esas áreas para asegurarnos de que escalonen a su personal de atención médica”, dijo Jeanmarie Mayer, jefe de prevención de infecciones en University of Utah Health, dijo el jueves en una conferencia de prensa.

Los hospitales en general planean priorizar al personal que trabaja directamente con pacientes con coronavirus, ya que corren el mayor riesgo de contraer la enfermedad en el trabajo.

Biddinger de Mass General teme que los trabajadores de la salud que enfrentan síntomas inesperados puedan entrar en pánico y pensar que las vacunas son defectuosas, lo que generaría aún más desconfianza entre un público ya escéptico.

“Estamos tratando de ser muy honestos sobre lo que las personas deben esperar cuando reciben la vacuna, pero también de recordarles que es algo bueno y que en realidad significa que la vacuna nos está ayudando a ser más inmunes”, dice.

*Tomado de El Financiero