Frivolidad palaciega
Por:Felipe De Jesús Fernández Basilio
Esta vez voy a comenzar recordando la muy trillada historia atribuida a la reina francesa María Antonieta de Habsburgo, de quien en su tiempo se dijo que ante la gran hambruna que padeció su reino como consecuencia de las guerras, los inviernos y en general por la mala administración; hambruna que desde luego en Versalles no se sintió debido a que siempre se procuraba que en la casa real no faltaran los lujos y las comodidades propias de la monarquía de aquellos tiempos y por ello se dijo que cuando se le comentó sobre la carestía del pan para la población, la soberana exclamó sin preocuparse “pues entonces que coman pasteles”.
Comentario que hasta la fecha no se sabe si fue verdaderamente dicho por la reina consorte o si fue creación de sus malquerientes pero el efecto del mismo fue catastrófico tanto para la soberana como para la monarquía y hasta para el país, ya que a los pocos años la población se rebeló, los populistas radicales se basaron en el dicho de la reina y todo ese mundo se hizo pedazos y fue sustituido por una época de terror como pocas veces se ha visto en el mundo.
Además, si ese comentario fue verídico o no a la postre resultó irrelevante, debido a que el contexto en que fue pronunciado lo hizo ver como un ejemplo claro sobre la verdadera desigualdad social que había y más allá de eso, el que los gobernantes vivían en la opulencia comiendo pasteles mientras la gente no podía siquiera comprar un pan frío para medio capotear el hambre.
Pues ese mismo sentimiento es el que genera un gobierno cuyo secretario de desarrollo social dice que con un mil pesos, una familia puede adquirir una despensa para vivir una quincena completa, debido a que con ese dicho, que por cierto al comparecer ante la legislatura refrendó, demuestra que pertenece a un gobierno que al igual que la monarquía borbónica vive rodeado de lujos y desconoce por completo el valor real de los alimentos, ya que muy probablemente dicho funcionario cuente con una pequeña corte que se encarga de satisfacer sus necesidades básicas y su salario es lo suficientemente alto que no debe de preocuparse siquiera por ver las facturas.
Nada más que la situación se agrava porque el mencionado gobierno llegó al poder con la consigna de eliminar todos los dispendios palaciegos del pasado y predicando una “austeridad republicana” que con estos dichos realmente se ve que no existe y que por lo tanto este gobierno llegó para por lo menos seguir viviendo en la misma opulencia que en días electorales dijo combatir.
Y todavía resulta peor la cosa, porque en anteriores gobiernos en los que sin lugar a dudas también había dispendio y lujos para sus altos funcionarios, al menos la cantidad que decían que era necesaria para que una familia subsistiera era algo mayor como los seis mil pesos de Cordero o bien reconocían que ignoraban el precio de productos básicos, como Peña que reconoció que no sabía el precio de las tortillas porque él no las compraba.
Y ese ejemplo se reproduce en la opulencia que hay en Palacio Nacional, que es mil veces más lujoso que Los Pinos, así como en las comitivas y en el tren de vida que tienen todos los funcionarios en la actualidad, no hay que olvidar los cortes de carne que encontraron en la CNDH unas manifestantes cuando la tomaron o el imperio inmobiliario que tienen los Ackerman Sandoval el cual es tan basto que entre broma y broma se dice que pueden jugar Monopoly con el director de la CFE, también miembro ilustre de la actual administración.
Así que no nos engañemos ni nos dejemos engañar, el gobierno actual es tan opulento como los anteriores pero además es mucho más miserable que los de antaño y la muestra se ve en las migajas que reparte en la población como los mencionados un mil pesos en Veracruz o los 11 mil y cuatrocientos sesenta que según van a dar para apoyar a los dolientes de difuntos por Covid, lo cual les puedo decir que va a ser otra fuente de corrupción ya que ahora tanto funcionarios como dolientes van a decir que sus difuntos son a causa de esa enfermedad y se van a repartir ese dinero o bien los primeros les van a quitar una parte del apoyo a los segundos a cambio de falsear las causas de la defunción, que ni de lejos alcanzan para cubrir unos gastos funerarios.
Como conclusión tenemos que los que supuestamente iban a combatir la opulencia palaciega y que por esa convicción ganaron las elecciones, una vez que ocuparon el poder rapidito se adaptaron a ella y ahora son tan opulentos o más que quienes les precedieron y la muestra está en los dichos del secretario veracruzano de desarrollo social.
Como un comentario extra y de un tema diferente pero que explica la misma hipocresía que se vive en los tiempos actuales, les cuento que en Veracruz el poder judicial se vistió de naranja conmemorando la no violencia en contra de las mujeres y sin embargo resulta curioso que tanto la presidente de facto como muchas otras magistradas ejercieron violencia contra la presidente que legalmente debiera seguir en el cargo, ya que participaron en un sainete muy grosero para despojarle de sus oficinas.
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