La salud de un presidente, ¿información pública?
Cada país, de acuerdo a su marco legal e historia, tiene diferentes parámetros para determinar si es un asunto de interés público o de la vida privada. En México, la salud del primer mandatario es un asunto confidencial.
¿La salud del presidente es un asunto de interés público o sólo compete a su vida privada? La pregunta no tiene una respuesta unánime en los regímenes democráticos de América.
Hay prácticas de transparencia, como es el caso de Estados Unidos o Colombia. Pero también existe la opacidad -como son los casos de México o Venezuela-, que destacan por la reserva de la información o, incluso, por sus beneficios políticos.
En Estados Unidos, la Casa Blanca publica periódicamente el reporte que se genera tras las revisiones médicas al presidente.
El último disponible corresponde a marzo de 2016 y en él se aclara que la información se difunde con el “consentimiento del Presidente Obama”.
En estos reportes se pueden conocer datos como peso, presión arterial, índice de masa corporal, nivel de colesterol, los resultados de revisiones a ojos, pulmones, corazón, sistema urinario, etc.
Gracias a este nivel de transparencia los estadounidenses saben que Barack Obama toma Vitamina D, medicamento para el reflujo gástrico y chicle de nicotina. (Physical Exam March 2016)
El debate se ha reanimado debido al ataque de deshidratación que sufrió Hillary Clinton el pasado domingo, durante el acto conmemorativo a los 15 años de los ataques a las Torres Gemelas, en Nueva York. Oficialmente, su equipo de campaña dijo que la candidata demócrata sufre de neumonía.
El vocero de la campaña de Clinton, Brian Fallon, informó que a la brevedad publicarán registros médicos de la candidata, a fin de transparentar su salud.
Políticos demócratas y republicanos han criticado a la campaña de Clinton por ocultar que desde la semana pasada fue diagnosticada con neumonia y aún así, acudiera al acto donde se desmayó debido al calor.
Las críticas se han orientado a que mantener oculto su estado de salud de forma innecesaria, ha ayudado a la especulación en la sociedad norteamericana.
EL CASO MEXICANO
México se encuentra en el polo contrario: Los Pinos rara vez hace alusión a la salud del Presidente y cuando lo hace es en términos escuetos y debido a emergencias médicas.
El presidente Enrique Peña Nieto ha sido sometido a dos operaciones durante su mandato: para retirarle un nódulo tiroideo y para extraerle la vesícula biliar.
Incluso, algunas imágenes de Peña Nieto han dado pie a especulaciones en redes sociales sobre su peso o posibles enfermedades.
En 2014, cuando surgieron dudas sobre la salud de Peña, el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador comentó que “existe el rumor de que EPN está enfermo. Ni lo creo, ni lo deseo. Pero es una buena salida para su renuncia por su evidente incapacidad”.
En cuestión de horas, el vocero Eduardo Sánchez le respondió al tabasqueño: “Afortunadamente @EPN goza de cabal salud. Gracias por preguntar @lopezobrador_“.
Fue precisamente en 2014 cuando la organización Artículo 19 intentó obtener una versión pública del expediente clínico del Presidente, pero la respuesta fue unánime en todos los niveles (Presidencia, INAI, Sistema Judicial): toda persona tiene derecho a la protección de sus datos personales, sin excepción.
Ana Cristina Ruelas Serna, ahora directora de Artículo 19, explicó en un artículo que la respuesta oficial no discutió tres argumentos jurídicos:
- Entre más público es un individuo más limitado es el alcance de lo privado.
- Las personas públicas que tienen notoriedad entre la comunidad se someten voluntariamente al riesgo de que sus actividades o su vida privada sea objeto de mayor difusión.
- Cuando el ocultamiento de información privada ponga en riesgo la seguridad nacional, la salud pública y el orden público, dicha información debe ser pública.
Con esto se concluye que en México no hay posibilidades de obtener vía ley de transparencia un reporte sobre las condiciones médicas del Presidente y, en la práctica, los Pinos tampoco ha tomado la iniciativa para elaborar y difundir estos reportes.
AMÉRICA LATINA
Un artículo de AFP, publicado por la Nación, indica que cuando se trata de la salud del Presidente de una nación es mejor apostar por la transparencia, porque incluso tiene beneficios políticos, pues la opinión pública podría ponerse de parte del enfermo.
La agencia destacó el caso del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien decidió publicar su historia clínica tras ser diagnosticado y operado exitosamente de un tumor en la próstata.
En el polo opuesto se encuentra el caso de Venezuela con Hugo Chávez, quien fue operado dos veces en Cuba y sometido a quimioterapia y radioterapia. Aún así, las autoridades venezolanas reservaron toda la información e incluso dijeron que el Presidente estaba curado. El 5 de marzo de 2013 se dio a conocer su muerte, la cual se adjudicó a un paro cardiaco tras dos años de lucha contra el cáncer. El pueblo venezolano nunca supo qué tipo de cáncer era ni cuál fue el tratamiento exacto que recibió. (http://aristeguinoticias.com/1409/mexico/la-salud-de-un-presidente-informacion-publica/)