Los mensajeros de Tláloc
Por: Armando H. Noriega
Al momento de estar sacando las camisas de la maleta, Ramiro, un hombre de 40 años, recién divorciado, se estaba dando un tiempo para acomodar sus ideas y sentimientos, ya que el proceso de divorcio había sido muy desgastante, decidió apartarse de la vida citadina por un tiempo y decidió pasar una temporada en un lugar tranquilo, con paz y armonía, tenía que reencontrarse a él mismo, su terapeuta le recomendó tomarse un tiempo para él mismo, estaba escuchando el pasar de las mucamas por el pasillo del segundo piso del hotel donde se hospedó, era un antiguo convento que adaptaron como hotel a las afueras del pueblo, la construcción era de mediados del siglo XIX, y la ventana tenía como vista la gran pirámide de Tlachihualtépetl, (Pirámide de Cholula, Pue.).
Tenía sed y ya se había terminado las botellas con agua de cortesía de la habitación, y decidió asomarse a la puerta cuando escuchó el rechinido de las llantas del carrito de servicio de limpieza de las habitaciones, abrió la puerta de la habitación, sorprendido no vio a nadie, tampoco vio ningún carrito de limpieza, cosa que le pareció extraña pero no le dio importancia, decidió ir a la recepción a solicitar agua, momentos después tocaron a su habitación, al abrir, estaba la chica del aseo de la habitación ofreciéndole el agua que momentos antes había solicitado, en ese momento vio dos monjas pasar caminando en frente de su habitación hablando en voz baja, una era joven y la otra de una edad ya madura, la religiosa joven lo volteó a ver, le ofreció en venta un rosario artesanal a un precio muy cómodo a lo cual se negó a aceptarlo ya que él lo que menos quería era adquirir cosas innecesarias, había perdido la fe en todo, incluso en él mismo, las observó retirarse por el pasillo sin prestarle importancia al mismo tiempo que estaba cerrando la puerta de su habitación, y al darse la vuelta vio a un niño de unos siete años aproximadamente, fue tal su asombro que al preguntarle que hacía ahí el niño solo le sonrió al mismo tiempo que empezó a sentir un frío muy inusual al grado de sentir dolor en las articulaciones, al mismo tiempo, asombrado de ver que la vestimenta de del niño era prehispánica, le preguntó por sus padres y el niño lo único que hizo fue señalar a la ventana, y sin pensarlo abrió la puerta de la habitación y le dijo que se fuera con sus padres, el niño sin más salió corriendo.
Al poco tiempo empezó a sentir como el frío desaparecía y después de terminar de leer el periódico local se empezó a quedar dormido cuando en eso escuchó una pelota rebotar en la pared, abrió los ojos, se volvió a encontrar con el mismo niño de hace un rato, ya estaba obscuro y al querer prender la luz, la pelota que traía aquel niño rompió el foco sacando chispas, al momento de voltear vio la sombra del niño sentado al borde de su cama, al preguntarle que cómo había entrado el niño únicamente señalo la ventana que aún estaba abierta, ante su asombro Ramiro lo tocó por el hombro, el niño se paró con un solo movimiento del borde de la cama, al voltear lo vio lleno de sangre de pies a cabeza, el niño tenía un corte por todo el cuello, Ramiro se paró de inmediato de la cama, quiso salir a buscar ayuda, pero cuando volvió a regresar la mirada hacia el niño, éste ya no estaba, únicamente estaba la pelota moviéndose en forma circular en donde se encontraba parado el niño, al voltear la vista hacia la puerta de la habitación estaba la monja que le había ofrecido el rosario, fue tal el susto que al querer gritar se despertó, de un salto salió de la cama pensando que sólo había sido un mal sueño.
Con la respiración agitada empezó a tranquilizarse, dirigió la mirada hacia la ventana, vio que aún era de día, perdió la vista en la gran pirámide de Tlachihualtépetl y sintió en ese momento una fuerte atracción a la gran pirámide, acto seguido decidió darse un baño y salir a comer algo.
La Gran Pirámide de Cholula o Tlachihualtépetl que su significado viene del náhuatl «cerro hecho a mano», que por cierto es la base piramidal más grande del mundo, cuenta con 400 metros por lado. Es uno de los sitios arqueológicos más grandes en el Mundo moderno, así como la pirámide más grande que existe en el mundo hoy en día, la gran pirámide se encuentra a 55 metros sobre la llanura, y en su forma final midió 450 por 450 metros, ésta pirámide es un templo que tradicionalmente se consideraba dedicado al dios Quetzalcóatl.
Una vez terminado sus alimentos, salió de un pequeño restaurante que justo se encontraba frente a la taquilla de entrada de la gran pirámide e impulsivamente sacó su cartera y decidió entrar a aquella atracción turística, la encargada de la taquilla le advirtió que cerraban en 45 minutos, él se encogió de hombros, aún con aquella advertencia decidió entrar sin sospechar lo que le esperaba en el interior de aquel monumental recinto prehispánico, No se sabe con exactitud cuándo se empezó a construir la pirámide pero los arqueólogos creen que fue en el 300 A. C., se estima que su finalización llevó entre 500 y 1000 años, la construcción del templo de Chiconaquiahuitl, (Dios de las nueve lluvias) se realizó a lo largo generación tras generación, dio inicio en el siglo II antes de nuestra era, y concluyó a la caída de Teotihuacán, que fue la última cultura prehispánica que imprimió su sello en el gran basamento 900 D. C. – 1100 D. C., antes de la llegada de los españoles, por pura intuición se dirigió al acceso de entrada de los pasajes de la gran pirámide, eran pasajes que en el interior miden 8 Km. de longitud, la luz era muy tenue y empezó a recorrer los pasajes, conforme se adentraba en la gran pirámide se empezaba a sentir la falta de oxígeno, a lo lejos empezó a escuchar sollozos, siguió caminando por unos 20 minutos y empezó a sentir ansiedad al notar que esos pasajes eran interminables, cuando de repente sintió un fuerte golpe en la cabeza, fue tal la fuerza del golpe que perdió el equilibrio y cayó de sentón en el piso, segundos más tarde, después de que recuperó la orientación observó una mano delante de él ofreciéndole ayuda, instintivamente tomó la mano, al incorporarse con gran sorpresa se dio cuenta de que se trataba del niño que había entrado en su habitación, alterado dio un paso para atrás, sintió cómo se le helaba la sangre y se le aceleraba el corazón, acto seguido preguntó al niño quien era, porque lo estaba siguiendo, Tlapaltic, (Significa Valiente en náhuatl), respondió aquel niño, estoy en busca de Tláloc, Dios de la lluvia, fui sacrificado por la sequía y toda la cosecha se va a perder, mientras el niño le hacía señas de que lo siguiera, por algún extraño impulso lo empezó a seguir, el niño empezó a caminar por todos los pasajes, Ramiro a lo lejos empezó a ver una luz brillante, fue entonces cuando se dio cuenta que el niño estaba buscando algo más, que no le haría daño, no sabía qué, pero no le haría daño, caminó siguiendo al niño por algunos minutos acercándose a la luz del final del pasaje, al llegar el niño echó a correr para dentro de la pirámide, Ramiro, todo extrañado siguió caminando hacia la salida cuando de pronto no podía creer quien lo estaba esperando al final del pasillo, era aquella monja del hotel, lucía muy pálida, empezó a caminar hacia la parte sur de la pirámide, justo donde se encontraba el altar ceremonial de sacrificios de la región, cuando al fin llegaron al altar ceremonial aquella monja señaló justo al centro del altar, al ver Ramiro el altar no podía creer lo que estaba viendo, una gran mancha de sangre misma que escurría por todas las direcciones del altar, atónito voltea a ver a la monja, ante su sorpresa la monja ya no estaba, al regresar la mirada al altar ceremonial observó que ya no había mancha de sangre algúna, Ramiro no lo podía creer, en ese momento se dirigió a la salida de la pirámide.
Ya de regreso en su habitación, después de un baño se disponía a dormir cuando de pronto llamaron a su puerta, al abrir se encontró con un rosario colgando de la chapa de la puerta, instintivamente lo tomó, al cerrar la puerta y darse vuelta se encontró nuevamente con Tlapaltic, le estaba haciendo señas de que no tomara el rosario, le dijo que todo aquél que tomara cualquier cosa de las monjas que ahí habitaban les caía la maldición de la muerte, que lo soltara, nuevamente señaló a la gran pirámide, pero en esta ocasión señaló la iglesia que estaba en la cima, solo le dijo que eran malos, cuando en eso vuelven a llamar a su puerta y al abrir era personal del hotel ofreciéndole una promoción a lo cual Ramiro le interrumpió diciendo que no le interesaba cerrando la puerta de golpe, al regresar la mirada a la habitación, ya no había nadie, soltó el rosario en su mesita de noche, se dirigió a la cómoda para reflexionar sobre todo lo que le había sucedido, cuando al dirigir la mirada al espejo vio justo detrás de él a la monja, pero esta vez la monja lo tomó del cuello y empezó a ahorcarlo, Ramiro que era un hombre medianamente corpulento intentó liberarse pero entre más resistencia ponía más crecía la fuerza de aquella monja, misma que al verle el rostro vio que sus ojos eran completamente negros, sin expresión alguna, los dientes estaban totalmente en estado de putrefacción y con un aliento muy fétido, Ramiro estaba a punto de perder el conocimiento cuando a un costado estaba Tlapaltic ofreciéndole una punta de lanza de obsidiana, al momento de tomarla la monja lo soltó y se aventó por la ventana, Ramiro al recobrar el aliento Tlapaltic ya no estaba, al ir a la ventana fue tal su sorpresa que no había absolutamente nada, Ramiro no entendía nada, no daba crédito a lo que le estaba sucediendo.
Empezó a empacar sus cosas, estaba decidido a dejar aquel hotel cuando se empezó a abrir la puerta del armario muy lentamente, Ramiro estaba paralizado, no podía creer lo que estaba sucediendo, en un tiempo, de aquel armario salió la monja de edad avanzada, y le advirtió que su hermana sólo quería protegerlo de Tlapaltic, era un alma en pena buscando venganza, aquel niño había sido sacrificado en tiempos prehispánicos, le advirtió que el mal puede tomar cualquier forma, en este caso había tomado forma de niño, éste ya había logrado hacer que otras personas murieran de maneras muy extrañas, Ramiro, que estaba atónito a lo que escuchaba se dio cuenta que aquella monja no tenía pies, que estaba flotando, sus manos eran una especie de garras con solo tres dedos, acto seguido se dirigió a la puerta de la habitación, la monja ya con una voz más aterradora le advirtió que podía correr, pero que él ya había sido elegido por Tlapaltic, cuando en la realidad él ya había sido elegido por las monjas, y a donde quiera que se dirigiera éste lo iba a seguir al igual que ambas monjas, Ramiro empezó a pedir ayuda sin conseguirlo, la monja le advirtió que era inútil que gritara, el convento estaba solo, nadie acudiría en su auxilio, todo esto era causado por haberse divorciado de su esposa, estaba viviendo en pecado mortal, Ramiro al asomarse al pasillo lo único que vio pasar fue un grupo de monjas caminando por aquel pasillo obscuro, todo estaba en ruinas, las habitaciones se habían transformado en celdas de descanso para las monjas, todas las monjas iban con el rostro cubierto y ninguna iba caminando, todas iban flotando, el ambiente se tornó muy denso, Ramiro no podía creer lo que le estaba sucediendo, estaba al borde de la histeria, cuando gira nuevamente a su habitación estaba toda en ruinas, en lugar de cama había una loseta de concreto sostenida por cadenas, las lámparas se habían transformado en candelabros con velas, y a la mitad de aquella celda estaba la monja más joven pero esta vez con una daga en forma de cruz, Ramiro logra esquivar el primer embate de aquella mujer de hábito, al no tener alternativa decide saltar por la ventana, era una caída larga, eterna, justo antes de impactarse sobre el pavimento despierta en la cama de un hospital, Ramiro estaba desorientado, no sabía lo que estaba pasando, estaba totalmente confundido, no lograba recordar que era lo que le había pasado, sentía un gran dolor en la cabeza, frente a él estaba una enfermera, preguntó en donde estaba, que era lo que le había pasado, a lo que la enfermera le respondió que había sufrido un fuerte golpe en el interior de la pirámide, tenía una contusión en la cabeza, que se relajara, a contraluz observó Ramiro que la enfermera estaba preparando una inyección, justo cuando la enfermera se da la vuelta, al verle la cara notó que tenía la cara de Tlapaltic, en ese momento aunque sintió un gran nerviosismo sintió paz al escuchar de la enfermera que no tenía de que preocuparse, que ella lo iba a proteger, al mismo tiempo que llegó la doctora con su asistente, con gran asombro vio en ambas el rostro de aquellas monjas, Ramiro de pronto sintió una gran ansiedad, miedo, histeria, con gran desesperación quiso incorporarse, le decía a las doctoras que se alejaran de él, que lo dejaran tranquilo, en eso sintió un dolor muy fuerte en el pecho, se llevó las manos al mismo, sintió cómo perdió el conocimiento, la doctora empezó a darle masaje cardiaco al mismo tiempo que daba la indicación de aplicarle una intravenosa de 1mg, instantes después da la indicación la doctora de que anoten la hora de la muerte, 22:43 minutos…
Fin