La Casa de la Ciencia de Oaxaca
Juan Tonda*
La idea de las casas de la ciencia comenzó en 1986, cuando se fundó la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica (Somedicyt), y el doctor Jorge Flores propuso que se hicieran casas de la ciencia, a lo largo y ancho del país, para que se trabajara de manera informal en diferentes actividades de divulgación de la ciencia en dichos recintos en todo el país, como conferencias, exposiciones, talleres, boletines, videos, radio y lecturas. La propuesta fue bien recibida por muchos profesionales de la divulgación y al año siguiente se inauguró en Cuernavaca, Morelos, la primera Casa de la Ciencia del país, que hizo la Somedicyt junto con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Hoy, a casi 30 años, parece que la Casa de la Ciencia de Cuernavaca ha desaparecido y se ha convertido en el Museo de Arte Indígena Contemporáneo. Desconozco qué le ha ocurrido a la primera Casa de la Ciencia.
Sin embargo, el modelo de las casas de la ciencia ha permanecido vigente en muchos lugares del país. En 2007 se inauguró la Casa de la Ciencia de Oaxaca, un proyecto que dirigen Roel Salinas Antonio, Flor de María Ramos Navarro y asesora Juan Luis Hidalgo Guzmán.
La Casa de la Ciencia de Oaxaca destaca por cuatro aspectos fundamentales, que son:
1) Es la primera casa de la ciencia del país en que participan los profesores de educación básica del estado, es decir, los profesores de primaria y secundaria son quienes la integran y colaboran con ella. Y, lo más importante, son profesores de distintas lenguas indígenas de la región. A veces se nos olvida que en México existen profesores de otras lenguas que enseñan a sus estudiantes. Oaxaca es un ejemplo.
2) La Casa de la Ciencia de Oaxaca es un espacio que pretende hacer de la divulgación un modelo de educación científica para el país. Y ha señalado Juan Luis Hidalgo, que dicho modelo es el mejor para enseñar ciencia en México, una propuesta verdaderamente revolucionaria, y que hay que analizar.
A pesar de no ser tan pretenciosos, los divulgadores sí hemos visto que nuestros libros están en las bibliotecas de aula y escolares del país. Existen más de 100 libros escritos por divulgadores mexicanos en todas las bibliotecas de la SEP que utilizan todos los niños y jóvenes del país, así como sus maestros que los escogen. Así que Juan Luis Hidalgo y los profesores de la entidad parece que tienen algo de razón.
3) La Casa de la Ciencia de Oaxaca, que coordina Roel Salinas, se sostiene gracias al Colectivo la Ciencia en la Escuela, donde participan alrededor de 10 maestros y pretende unir la ciencia con los saberes tradicionales de distintas comunidades (sí, que los científicos aprendamos de los conocimientos tradicionales de diferentes comunidades del estado), capacitar a los maestros de educación básica para que mejoren en su labor cotidiana, organizar campamentos científicos para niños y jóvenes para que los estudiantes conozcan lugares de su propio estado que sean significativos para el aprendizaje científico, labor que debería ser ejemplo para todos los profesores de educación básica del país; posee un jardín etnobotánico donde se aprende sobre la cultura de las plantas del estado y, en particular, del maíz; la casa de la ciencia también organiza diferentes exposiciones temporales, invita a divulgadores nacionales y extranjeros a dar conferencias y presentar libros, y también propone y discute nuevos modelos alternativos de enseñanza que discute con sus integrantes. Y, lo más importante: está abierta y escucha las propuestas que realizan educadores y divulgadores de todo el mundo.
4) Finalmente, la Casa de la Ciencia de Oaxaca, tiene una gran revista, Barricada Científica, que a muchos les sonará radical el nombre, pero que es una nueva propuesta por la falta de diálogo y represión que ha existido en Oaxaca, y que ha llevado a muchos profesores a abrir espacios para expresar sus opiniones. Siempre se agradece que existan canales de comunicación en los que se pueden expresar otros puntos de vista que no son los que nos repiten una y otra vez los medios de comunicación masiva, donde una noticia la escuchamos cien veces en diferentes medios y nos preguntamos inocentemente, ¿es una noticia?
Después de trabajar en divulgación de la ciencia durante muchos años y con muchos actores en todo el país, creo que el trabajo de la Casa de la Ciencia de Oaxaca es un ejemplo único en el país, que debería reproducirse en muchos estados, para que los profesores de educación básica encuentren un espacio informal para disfrutar la cultura científica y técnica.
*Instituto de Energías Renovables, de la UNAM. Temixco, Morelos
juantonda@ier.unam.mx