Un impeachment mexicano de 1830

Por: Wenceslao Vargas Márquez

Concluyó la posibilidad de que el presidente de los Estados Unidos fuese destituido de su cargo mediante un proceso de juicio político que los norteamericanos llaman impeachment. El resultado ya era conocido por los expertos dada la mayoría republicana en el Senado norteamericano. El impeachment sajón equivale a nuestro juicio político, normado en el artículo 110 de nuestra Constitución. De resultar destituido su cargo lo habría ocupado el vicepresidente norteamericano.

Recién había nacido nuestra república un proceso similar lo vivieron nuestros tatarabuelos en México en 1829-1830 cuando se aplicó un procedimiento equivalente en contra del presidente Vicente Guerrero, masón del Rito Yorkino, apenas el segundo presidente mexicano. Ubiquemos el contexto:
Después de Guadalupe Victoria el triunfador de la elección presidencial de 1829 fue Manuel Gómez Pedraza, masón ingresado a las logias en La Habana en 1821, según confesión dada en uno de sus escritos. Guerrero y el infaltable xalapeño Santa Anna dieron al traste con la elección y Gómez Pedraza debió renunciar a su derecho a tomar el cargo, se exilió, y en abril de 1829 subió a la presidencia Guerrero (¿golpe de Estado?; que respondan los expertos).

Los adversarios de Guerrero, los fifís del momento, guardaron su inconformidad y a fines de 1829 se le rebelaron con el plan de Jalapa. Por la asonada, Guerrero fue, a su vez, destituido mediante un doble proceso, militar por un lado y político por el otro. Hubo excesos.
El historiador Méndez Pérez dice en un trabajo suyo: “en los debates legislativos se pretendió declarar al general Guerrero con incapacidad moral para gobernar, es decir, se le consideraría un demente.

La intervención del diputado don Andrés Quintana Roo fue vital para impedirlo, de manera que la resolución no se basó en ninguna situación mental del presidente.”. Quintana Roo era el esposo de Leona Vicario, la mujer cuya vida se celebra en 2020.
Dice Méndez: “como puede verse, don Vicente Guerrero no fue destituido de la presidencia de la República. La Constitución de 1824 no concedía esa facultad al Congreso. El general continuaba con el carácter de titular del Ejecutivo federal, aunque no se desempeñara como tal. Bustamante, por lo mismo, se hizo cargo del Ejecutivo con el carácter de vicepresidente”. Añade Méndez: el 10 de enero de 1830, fecha en la que debía reunirse el consejo de guerra ordinario, el defensor del general Guerrero, Francisco Cosío, presentó un escrito de descargo. Cosío afirmaba que la incapacidad moral, término no aprobado por el Congreso, equivalía a carecer de facultades intelectuales y discursivas. Así pues, el general Guerrero no era capaz de cometer sedición, ni de reunir individuos para un pronunciamiento. No sirvió el alegato.

De esta manera, con un arreglo típicamente mexicano, donde las cosas son y no son al mismo tiempo, Guerrero resultó separado del cargo el 4 de febrero de 1830 con un párrafo de 10 palabras (y una abreviatura). Decía lo siguiente: “El C. general Vicente Guerrero tiene imposibilidad para gobernar la República”. Tuvo menos suerte que Trump cuando en nuestro país los grandes asuntos públicos se arreglaban con abrazos, sino con balazos y fusilamientos. Subió a la presidencia Bustamante con la figura de vicepresidente en ejercicio. Guerrero sería fusilado en febrero de 1831. Trump sobrevivió a su impeachment, Guerrero no.

Post data.- Benito Juárez hizo laica la vida pública de México con las leyes de Reforma. Las leyes se hicieron constitucionales con Sebastián Lerdo de Tejada pero el concepto de laicidad para la república, la definición de ‘laica’ para la república llegó a la Constitución hasta el 30 de noviembre del año 2012, fin del sexenio federal del PAN. Llama la atención que en el actual debate de si se está diluyendo o no el Estado laico, las logias masónicas estén ausentes. Correctamente el presidente López Obrador ya fijó su postura diciendo que no contribuirá a esa erosión y que la república es laica y seguirá laica. Excelente. Pero las grandes logias masónicas mexicanas, en general, no tienen gran presencia, presencia alguna en el debate.

Twitter @WenceslaoXalapa