Ley General de Ciencia y Tecnología, para el 2020
En los próximos días la iniciativa entrará en proceso de discusión en las comisiones del Poder Legislativo, previo a una consulta.
Las recientes reformas constitucionales en materia educativa y su fracción V del Artículo 3 constitucional han dejado claro que toda persona tiene derecho a gozar de los beneficios del desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica y que el Estado debe apoyar la investigación e innovación científica, humanística y tecnológica, así como garantizar el acceso abierto a la información científica.
También se ha dado la modificación del Artículo 73 constitucional, para facultar al Congreso de la Unión para legislar en materia de ciencia, tecnología e innovación y establecer las bases de coordinación entre la Federación, entidades y municipios, así como el sector social y privado.
En este punto, la participación de científicos, tecnólogos e innovadores es de gran relevancia, y ya se han dado algunos encuentros que así lo demuestran.
Consulta nacional
El proceso participativo comenzó desde marzo del año pasado, con más de 70 foros regionales, estatales y procesos de consulta. Han participado organismos como la Red Nacional de Consejos y Organismos Estatales de Ciencia y Tecnología y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, entre otros.
En este periodo se han señalado algunas preocupaciones sobre la propuesta, por ejemplo, vincular los apoyos otorgados a los grupos científicos sobre su contribución a la solución de problemas nacionales, pues presumiblemente este planteamiento no da cuenta de la complejidad del escenario nacional.
Otra inquietud es sobre la centralización de competencias que podría llegar a tener el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en la toma de decisiones en materia científica, las facultades de esta misma institución sobre los Centros Públicos de Investigación y sus capacidades para decidir sobre los usos de los recursos autogenerados, además de las reglas para los integrantes de Sistema Nacional de Investigadores.
Antecedentes:
En el 2019 se presentaron irregularidades en el otorgamiento de apoyos para centros de investigación y becarios, por lo que surgieron de manera inédita movimientos como:
• XXXProCienciaMx, que se creó a través de la plataforma change.org, con la petición Educación y Ciencia para la Sociedad, surgió de la iniciativa de investigadores de distintas instituciones y acumuló más de 11,000 firmas.
• Jóvenes Investigadores en Defensa de la ciencia y Científicos Mexicanos en el Extranjero, que surgieron tras los recortes en becas y falta de apoyos institucionales, posteriormente su fin fue buscar el incremento de oportunidades para recién egresados que buscan incorporarse a la labor científica.
• En el mes de julio, por primera vez en la historia reciente, investigadores y científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados decidieron alzar la voz desde las calles. Frente a Palacio Nacional solicitaron condiciones de trabajo adecuadas. Con 2,750 firmas, aseguraban: “No somos una comunidad privilegiada, al contrario, trabajamos arduamente para contribuir al desarrollo de nuestro país”.
• La revista Science publicó el momento preocupante que vive la ciencia mexicana: “Recortes y comentarios despectivos ponen nerviosos a los científicos mexicanos” y “¿Quo vadis, ciencia mexicana?”, del doctor Antonio Lazcano, fueron los textos publicados.
• El Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), institución que representa a parte de la comunidad científica, académica, tecnológica y del sector productivo de este país, se ha enfrentado a dificultades para su operación, incluso llegó a instancias del Poder Judicial para lograr su presupuesto del 2019, pues el Conacyt canceló sus recursos.
Hoy esta institución peligra, pues en un hecho que pasó por la Conamer se aprobaron cambios al estatuto orgánico de Conacyt para quitar autonomía al FCCyT. Su destino final será enmarcado en la nueva Ley General de CyT.
Un ambiente hostil como escenario
A la par del gran reto, a lo largo del 2019 vimos en forma creciente la falta de confianza en la ciencia mexicana por parte de las autoridades. Constantemente escuchamos calificativos del presidente de la República que mostraban una imagen de la investigación y la docencia universitaria como partícipes y beneficiarios de excesos, corrupción y despilfarro de recursos públicos.
*Tomado del Economista