La revolución política del WhatsApp
Ariel López Alvarez
Hay tres temas interesantes en la escena internacional que bien valen comentar: la revolución del WhatsApp, en Líbano; el avivamiento del independentismo catalán y el nuevo aplazamiento del Brexit, en el Reino Unido.
Líbano se haya en el Oriente Medio, al norte de Israel y al sur de Siria. Es un país de contrastes económicos, con una alta desigualdad, pues el uno por ciento de su población posee poco más del 40 por ciento de la riqueza; con una deuda soberana del nivel de bono basura. Su capital, Beirut, es un pujante centro financiero de los tiempos modernos; en sí, una ciudad vanguardista; pero, esta semana, ha sido foco de las protestas nacionales.
No era precisamente solo para WhatsApp; en realidad, el gobierno de Líbano había anunciado un impuesto de 20 centavos de dólar por día a las llamadas de voz hechas por las redes sociales, pero en Líbano, como en el mundo, son mayormente realizadas a través de WhatsApp, Facebook o Viber.
Si bien el gobierno de Líbano defendió el anuncio de una tasa a las llamadas por plataformas de mensajería por Internet, como una medida meramente recaudatoria, es evidente que tenía implicaciones más allá de la economía. Se estaba hablando de la obligación de pagar prácticamente seis dólares mensuales por usuario de telefonía móvil, lo que impactaba en la comunicación de la gente. Por supuesto, el gobierno echó atrás el impuesto, pero las manifestaciones sociales no han cesado.
Segundo tema. A partir de la condena a los independentistas catalanes, volvieron las protestas a las calles de Barcelona. En favor y en contra de la independencia de Cataluña, oía, por ejemplo, a una primera joven decir: creo que es el momento de escuchar al pueblo catalán, defender el referéndum y proclamar la República Catalana. Por otra parte, en la misma mesa surgía la voz de otra joven que decía: creo en una Cataluña próspera dentro de España y de la Unión Europea.
Hoy, la sociedad catalana tiene que salir a diario a convivir entre gente con posiciones diametralmente opuestas. La primera joven independentista aceptaba que su propio hermano estaba en contra de la independencia; por su parte, la otra joven acusaba la beligerancia de los separatistas y la dificultad de poder dialogar con ellos, y de la necesidad de volverse a unir, para poder hablar de lo importante.
Tercer tema. Un día escuchaba el acalorado discurso del conservador Boris Johnson, afirmando que el Brexit sucedería este 31 de octubre y, a la mañana siguiente, leía en The Economist notas como Parliament puts off Brexis once again, así como The never ending Brexit saga.
El conservador Boris Johnson, exalcalde de Londres, ha liderado la campaña por la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Sin embargo, este sábado tuvo que aceptar la votación a favor del aplazamiento del Brexit. En consecuencia, solicitó a Bruselas una prórroga por mandato del Parlamento; precisando que él, como primer ministro, no pedía un retraso de la salida de la Unión Europea.