Convivencia para la tolerancia

Por Ariel López Álvarez*

Sábado, 2 de febrero de 2019

Inflexibles hacia lo desemejante, tres grupos étnicos distintos participaron en un choque cultural en el monumento a Abraham Lincoln, en Washington. A partir de una imagen que dio la vuelta al mundo hace dos semanas, el adolescente católico blanco miraba hacia abajo al anciano indígena que se le había parado enfrente para entonar sus cánticos, al ritmo de un tambor.

En otros videos surgidos se observa después que, un grupo de israelíes negros extremistas hebreos hostigaba a los jóvenes estudiantes con gritos de “racistas” y “ratas blancas”. En defensa, los jóvenes se habían agrupado para elevar sus propios cánticos. Entre éstos, cantaban consignas como “construyan el muro”, en alusión al grupo de indígenas presentes en la plaza. Esto hizo que el viejo indígena se les acercara a cantar y, en particular, esa es la primera fotografía que se difundió al mundo, reflejando un instante de todo el embrollo mayor que estaba sucediendo.

Lo primero que me llamó la atención de estos hechos es que los niveles educativos de los tres grupos de estadounidenses pueden calificarse como regulares. Incluyendo los jóvenes, los integrantes de los grupos parecen provenir del nivel medio o superior en los EE. UU., por lo que no se puede pensar que es un enfrentamiento entre bárbaros.

Sin embargo, los enfrentamientos entre aquellos que se miran diferentes suelen ocurrir cuando es endeble el espíritu de tolerancia, aflorando intransigencias y fanatismos, como es el caso que se presentó en la explanada del monumento a Abraham Lincoln.

Si bien siempre habrá una relación entre tolerancia y respeto, hay en la tolerancia un valor que supone el respeto íntegro hacia el otro, hacia sus maneras de ver el mundo, prácticas, creencias, fes, dogmas, credos, declaraciones  y opiniones; independientemente de que cualquiera de estos o estas choquen o sean diferentes a lo existente en nosotros.

En sociedades tan disímbolas como las que existen en nuestros tiempos, la tolerancia es un punto de partida fundamental para la vida en sociedad, so pena de resolver los problemas a través de los golpes o las armas. Cuando miramos nuestro entorno con tolerancia, podemos comprender las opiniones o comportamientos de los demás.

Hay muchas formas de expresar nuestra tolerancia. Es importante saber escuchar a los demás, compartir nuestras opiniones y reconocer otras, sobre el entendido de que nos enriquecen tanto la individualidad como la riqueza en los otros.

A los niños y jóvenes se les debe educar en la tolerancia y se les debe permitir que se ejerciten en ella. Esto es tal vez uno de los valores que debe fortalecer la escuela de Kentucky, de donde eran procedentes los adolescentes católicos que protagonizaron el escándalo;  pero también del mismo pie cojeaban los hebreos que los hostigaban, así como el viejo indígena.

El valor de la tolerancia se debe inculcar a los niños desde muy pequeños, con objeto que sean respetuosos con los demás a lo largo de sus vidas, sin juzgar u ofender al otro por su condición económica, social o religiosa.